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Crean el primer proyecto sobre la memoria histórica homosexual y transexual
Yo también quería ser normal. Por eso acepté hacer una terapia psiquiátrica con electro choque para dejar de ser homosexual". Es la voz de Jordi Griset, uno de los muchos gays marginados durante el franquismo por su condición sexual. Ahora, el Grupo de Amigos Gays ha impulsado el primer proyecto sobre la memoria histórica homosexual y transexual."Se calcula que en Madrid y Barcelona fueron expedientadas 1.500 personas por vulnerar la Ley de Peligrosidad Social, pero es prácticamente imposible saber cuántos fueron perseguidos por el franquismo por ser homosexuales", recalca el presidente de honor de la Coordinadora Gay y Lesbiana, Jordi Petit.
Griset no pasó por ninguno de los tribunales franquistas que juzgaban y condenaban a estos presos sociales. Pero sí sintió la "fuerte discriminación social y represión institucional" que los colectivos de homosexuales y transexuales denuncian.
"Cuando tienes 20 años y te llaman invertido, sarasa, mariquita... o lo aceptas o te rindes y te suicidas, como se me pasó por la cabeza muchas veces", admite Griset, que ahora tiene 60. "Así que para solucionar mi problema fui a dos psiquiatras. Con el segundo estuve diez meses haciendo terapia de electro choque", cuenta.
Durante las 40 sesiones que Griset realizó, le intercalaron fotografías de mujeres desnudas con otras de hombres en traje de baño. Al proyectar estas últimas emitían descargas eléctricas cada vez más intensas. "Querían que asociara imágenes que me gustaban con un efecto negativo".
La terapia tuvo resultado pero no el esperado por Griset y, sobre todo, por su familia: "Me sirvió para aceptar mi homosexualidad".
El suyo no es un caso aislado. De hecho, "aún hoy hay algún psiquiatra que utiliza estas terapias en España". El Grupo de Amigos Gays, con el apoyo de otras tres asociaciones, quiere que todos estos casos salgan a la luz y que se recupere la memoria viva de estos "otros represaliados y discriminados por el franquismo".
Son historias de personas que fueron encarceladas, encerradas en psiquiátricos o que tuvieron que emigrar al extranjero. Y la de tantos otros que no aguantaron la situación y optaron por el suicidio. "Hubo una persecución social. Y esto no se debe olvidar nunca", insiste Jordi Petit.
Recuperar esta memoria histórica también "es una forma de luchar hoy contra la homofobia y la transfobia aún existentes", recalca el director del proyecto, José Benito Eres. "Los fundamentos de la antigua persecución son los mismos de la intolerancia actual".