Quiso ser nadie, absolutamente nadie, disolverse como el polvo en el trasluz de la tarde, no ser siquiera flaca sombra, no ser reclamado por caja alguna de reclutamiento, oficina de recaudación tributaria, o sujeto de expediente de reconocimiento de méritos y condecoración, que nadie lo mencionase, que los pasos que dio sobre la tierra fuesen borrados con cal viva, y que al ser transportado en cajón de difuntos al Más Allá le cayese el polvo inexorable del olvido. Fue empeño vano, pues le llamaron a Quintas, lo censaron en los roldes al efecto, detrajeron la parte alícuota de sus ingresos en bien de un país que tampoco era el suyo, y aunque pregonó a los cuatro vientos que quería ser nadie, absolutamente nadie, fue protesta y vindicación inútil.Un cierto día y sin previo aviso, llegó la pareja de la guardia civil, con mandato judicial, escoltando a dos loqueros, le vistieron la camisa de fuerza y se lo llevaron en un furgoncito, con dos ventanitas de rejilla, al manicomio municipal. Desde entonces el único menester permitido fue el abrir la boca, como un pajarito, para que la cuchara en la mano de Sor Úrsula le alcanzase su porción de sopa de ajo y aunque decía querer morirse no se lo permitían, por lo que no consiguió cumplir el imposible deseo de que le dejasen ser nadie, absolutamente nadie.
(roldes: círculos)