Agapito Pito era un rimador nato y recalcitrante. Un buen día, viajó a un extraño país donde toda rima, aunque fuese asonante, era castigada con la pena de muerte.Pito empezó a rimar a diestra y siniestra sin dar-se cuenta del peligro que corría su vida. Veinticuatro horas después fue encarcelado y condenado a la pena máxima.
Considerando su condición de extranjero, las al-tas autoridades dictaminaron que podría salvar el pellejo sólo si pedía perdón públicamente ante el ído-lo antirrimático que se alza en la plaza central de la ciudad.
El día señalado, el empedernido rimador fue con-ducido a la plaza y, ante la expectación de la multitud, el juez del supremo tribunal le preguntó:
-¿Pides perdón al ídolo?
-¡Pídolo!
Agapito Pito fue linchado 'ipso facto'.