El pobre Cocchino vivía en un pequeño rancho, con muy escasas pertenencias, y por lo tanto no se tomaba la molestia de poner llave por las noches.Una vez, en medio de la noche, entró un ladrón y fue derecho a la habitación donde Cocchino estaba durmiendo.
El ladrón, en la oscuridad, se puso a tantear con las manos en busca de algo que robar. Al oírlo, Cocchino le dijo:
-Cuánto me alegraría que usted encontrara de noche lo que yo no logro encontrar de día.