Cuando empecé a escribir una novela sobre aquella cruel distopía, al adentrar la acción unos decenios en el futuro, era inimaginable que el mundo real llegara a alcanzar a aquella ficción.
No sé si es por mi parsimonia al escribir o porque el tiempo avanza desenfrenado, pero la realidad ya casi ha alcanzado a mi ficción. Apenas le quedan unas páginas para precipitarse por el despeñadero de un capitulo por iniciar.
¿Debo abandonar el proyecto y saltar de la distopía a la utopía?
¿Si varió la ficción se alterará la realidad?
¿Debo renunciar a mi idea para sobrevivir?
¿Debo dejar de escribir?
¿Es mejor seguir escribiendo conforme a mi proyecto inicial y desafiar a esa realidad plagiaria?
¿Si la realidad sigue empeñada en seguir mi dictado, con mis derechos de autor deberé cubrir los estragos que la realidad cause?
¿Merezco mejor suerte que la que ideé para mis personajes?
Sacudí la cabeza tratando de alejar de mi mente aquellos aciagos pensamientos y volví al teclado.
El cursor parpadeaba en la pantalla mientras avanzaba mi ficción: "Capítulo VI.- De cuando el cambio climático anegó el planeta".