Libertad de expresión |
Nuestro mundo ha cambiado y estamos orgullosos de ello. Defendemos el multiculturalismo como una de las consecuencias positivas de la globalización. Nuestro mundo es todo el mundo y nada de lo que ocurra en el lugar más alejado de nuestro entorno puede resultarnos indiferente. Somos y queremos ser multiculturales, multiétnicos y permeables a todos los modos de ser y estilos de vida.
En este mundo, Europa y Occidente deben aprender a convivir con continentes y países y culturas ignoradas hasta hace muy poco. Convivir y respetar. Y ello comporta un cambio en los límites de nuestra libertad de expresión. Hasta ahora habíamos trivializado, caricaturizado y ridiculizado lo divino y lo humano. En el ejercicio de nuestra libertad de expresión y de opinión, desde hace siglos, hemos invadido todos los campos, todas las instituciones, sentimientos, creencias e ideas. Nada ha quedado libre de nuestra sacrosanta libertad de crítica.
Éste es un activo de Europa y de Occidente. Lo hemos construido incluso a veces con dolor. Sin embargo, ahora Europa ya no está sola ni aislada; la crítica trasciende nuestras fronteras. Ya no estamos en una tertulia intelectual de Viena ni en un café de la rive gauche de París. Lo que decimos aquí en nuestro barrio se recibe, se lee, se siente en mundos muy distantes, culturas muy diferentes, creencias que no han contribuido a conformar nuestra civilización.
¿Esta circunstancia nos obliga a limitar nuestra libertad? Seguramente, no; pero es incoherente proclamarse multicultural y no querer aceptar que nuestras caricaturas chocan de frente con la base de un mundo distinto. Globalizar quiere decir aceptar lo que los otros son; y aceptar que lo que aquí, en nuestro pequeño café vienés, resulta admisible puede resultar totalmente rechazable en el café de Bagdad o de Karachi. No se trata de imponer límites a la libertad de expresión. Basta con aceptar que la libertad se contrapone con el respeto y que en nuestro mundo esto puede ser percibido distintamente que en el islámico. Y no podemos decir, simplemente, "que aprendan". Esto es también, simplemente, reaccionario.
¿Cómo compatibilizar libertad y globalización?