Libertad de expresión |
Tomen nota, señores: el número 153 fue secuestrado y el ministerio fiscal se querelló por menosprecio a la justicia ya que la portada de Ramón, así lo imaginaron, buscaba las cosquillas a la dama que, con los ojos vendados, empuña una espada con su mano derecha mientras que, con la izquierda, sostiene una balanza; al número 178, por su parte, le atizaron un expediente morrocotudo por grave infracción del tristemente célebre artículo 2 de aquella Ley en lo que se refiere nada menos que a la seguridad del Estado porque entendieron que Luis Carandell, el pacífico, educado y ejemplar ciudadano Luis Carandell, había intentado transgredirlo en sus inocentes «Coplillas de Don Luis»; y, por último, un gran expediente polivalente, auténtico expedientísimo, urdido por aquellos crueles varones de tijeras y lápiz rojo con el que arremetieron contra el contenido del que sería nonato número 183; en él encontraban punible cuanto sigue:
1) el artículo «La bolsa masónica», original de Vicent (ésta fue la ocasión que antes cité en la que el competente juez de Orden Público, probablemente aquejado de presbicia, creyó advertir en el vocablo «Vicent» claros indicios de que podía tratarse del seudónimo de un individuo sospechoso),
2) la entrevista «Manolo Escobar se explica muy bien», realizada con el popular cantante por Rosa Montero con dibujos de Ramón,
3) la reproducción de un fotográfico zoom de la parte inferior de un biquini cuyo pie, bajo el título de «Tanga», había escrito y firmado Tío Oscar (Umbral) en su sección «Las Jais» y, en fin,
4) toda la página titulada «75 años y un día» que, con transcripciones de la prensa de 1.900, seleccionaba Fernando Lara.
Las cuatro imputaciones dieron lugar a:
1) orden de secuestro del número incriminado,
2) la apertura del correspondiente sumario en el juzgado de Orden Público y
3) la incoación del expedientísimo ya aludido que, por las trazas, amenazaba alcanzar graves consecuencias.