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Robinata era una
rata de las llamadas comunes que, desgraciadamente para ella, de común
no tenía nada. Estaba muy delgada y su pelaje era suave, liso, largo
y rojo brillante. En la Cloaca Norte, donde vivía la rata Robinata,
las otras ratas tenían los pelos ásperos, de tonalidades
obscuras y amortecidas: de color gris sucio, de color de avellana carcomida,
de color de patata grillada.
Ninguna rata, pero es que ninguna, quería salir con ella a revolverse en los contenedores de basura del barrio. Ninguna. Y todo, porque era de un color diferente. Cuando la veían, la insultaban. ¿Sabéis qué le decían? Pues que era limpia, que olía a jabón, que no se ensuciaba cada noche con loción Cacadevaca y que tenía los pelos suaves y brillantes. Y le cantaban - ¡Rata Robinata, pelos de tomate! Una madrugada escuchó
un enorme bullicio en la entrada del agujero de su casa, y en seguida unos
golpes fortísimos en su puerta. ¡Qué extraño!
¿Quién podía ser si ella no tenía amigos ni
amigas?
En el coche de la
policía, Robinata sintió un miedo horrible. Como nunca antes
había tenido. Tanto miedo que no tenía ni hambre. Tanto miedo
que se quedó muda.
Mientras escapaba
muy enfurecida, la rata Chambourcié pensaba constantemente en aquella
noticia tan horrible. ¿Cómo podían ser aquellas ratas
tan injustas? Una rata inocente estaba encarcelada sin ninguna culpa. ¡Pero
no se saldrían con la suya!
Cuando llegó al periódico de su cloaca, lo primero que hizo fue escribir un artículo. Éste era el titular: |
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CAMPAÑA
S.O.S. RATA ROBINATA S.O.S.
¿SABÉIS DONDE ESTÁ LA RATA ROBINATA? ¿SABÉIS POR QUÉ? Una rata inocente corre un grave peligro encerrada en una cárcel inmunda. ¿Quizás los distinguidos lectores se están preguntando cuál ha sido el grave delito cometido por la rata Robinata? No ha cometido ninguno. Lo que pasa es que tiene el pelo rojo y las otras ratas lo tienen gris. Por esta razón morirá si no actuamos enseguida. Ahora que ya tenéis noticia de los hechos, ratas de todas las cloacas unidas, os pido vuestra colaboración: Escribid cartas a la rata Robinata mostrándole vuestro apoyo. Escribid cartas a Su Excelencia la Rata Presidenta de la Cloaca Norte, explicándole que es una injusticia y pidiéndole que la deje en libertad. |
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La respuesta ratonera
no se hizo esperar.
Cada día llegaban centenares de cartas y postales de todos los rincones de las Cloacas Unidas al Brillo Resplandeciente. Incluso Mickey Mouse, Minnie, Super-Ratón, Pixie and Dixie, la rata de las tortugas Ninja, los ratones de la Cenicienta y el ratoncito Pérez se solidarizaron con ella. Las ratas de la Cloaca
Norte empezaron a pensar que quizás se habían equivocado,
que quizás no tenían razón y que no estaba bien encerrar
en la cárcel a una rata sólo porque era diferente. Y, poco
a poco, se fueron añadiendo a la protesta.
Finalmente su Excelencia la Rata Presidenta reconoció públicamente su error y la dejó en libertad. No sabemos si porque vio también ella que se había equivocado o porque no tuvo más remedio que hacerlo. A los que hemos seguido de cerca la historia de la rata Robinata nos gustaría que fuese un reconocimiento sincero de su error. Actualmente, cualquier rata, sea del color que sea, es bien recibida en la Cloaca Norte, y la rata Robinata es muy feliz y trabaja en el Servicio Permanente de Ayuda y Soporte a la Rata Diferente. |