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Rata Robinata, pelos de tomate
Resumen del cuento "Rata Robinata, pèls de tomata", de Estrella Ramón, publicado en catalán por Edicions Baula.

 
Robinata era una rata de las llamadas comunes que, desgraciadamente para ella, de común no tenía nada. Estaba muy delgada y su pelaje era suave, liso, largo y rojo brillante. En la Cloaca Norte, donde vivía la rata Robinata, las otras ratas tenían los pelos ásperos, de tonalidades obscuras y amortecidas: de color gris sucio, de color de avellana carcomida, de color de patata grillada.
Ninguna rata, pero es que ninguna, quería salir con ella a revolverse en los contenedores de basura del barrio. Ninguna. Y todo, porque era de un color diferente.
Cuando la veían, la insultaban. ¿Sabéis qué le decían? Pues que era limpia, que olía a jabón, que no se ensuciaba cada noche con loción Cacadevaca y que tenía los pelos suaves y brillantes. Y le cantaban
- ¡Rata Robinata, pelos de tomate!

Una madrugada escuchó un enorme bullicio en la entrada del agujero de su casa, y en seguida unos golpes fortísimos en su puerta. ¡Qué extraño! ¿Quién podía ser si ella no tenía amigos ni amigas?
- ¡Abre Robinata! Somos la Policía Ratonera. ¡Estás detenida! 
- ¡Pero si yo no he hecho nada!
- ¡Calla rata brillante, emperifollada y perfumada, si no quieres perder los dientes de un coletazo! Esposadla y marchémonos.
- Pero si soy inocente. ¡No he hecho nada! ¡Avisad a un abogado!
- ¿Que no has hecho nada? ¿Que no has hecho nada? ¿Te parece poco, este ridículo color rojo que tienes? ¡Vas derecha a la cárcel más segura de nuestra cloaca: el Brillo Resplandeciente! Allí no te hará falta ningún abogado.
Todas las ratas policías sintieron un escalofrío al oír el nombre de la cárcel. Las ratas de la Cloaca Norte tenían la costumbre de contar historias espeluznantes del Brillo Resplandeciente. Se rumoreaba que era una cárcel espantosa, que la desinfectaban cada día con lejía y la dejaban bien limpia. Y lo peor de todo, ¡tenía un cuarto de baño con una bañera para lavar a las pobres ratas!

En el coche de la policía, Robinata sintió un miedo horrible. Como nunca antes había tenido. Tanto miedo que no tenía ni hambre. Tanto miedo que se quedó muda.
Al llegar, la encerraron en una jaula muy limpia. Toda la habitación olía a desinfección. Ninguna rata resistiría tanta limpieza.
Se quedó adormecida sobre el suelo brillante pensando en su agujero, lleno de polvo y suciedad repugnante.
Fuera, en la calle, mientras revolvían por los contenedores buscando la cena, todas las ratas de la cloaca chismorreaban sobre la detención de la rata Robinata.
- La han encerrado por el pelaje tan provocativo que tiene. Lo sé de muy buena fuente.
- ¡Bien dicho! ¡Dónde se ha visto una rata roja y brillante como una cereza!
- ¡Acordaros del olor a limpio que siempre tenía! ¡En cambio yo, soy tan esmeradamente sucia!
Entonces, de repente, intervino una rata que no se sabía de qué cloaca venía. Tenía un acento distinto.
- ¿Qué decís? ¿De verdad han encerrado una rata en el Brillo Resplandeciente sólo porque es de color rojo? ¡No me lo puedo creer! ¡Qué bestialidad!
Las ratas se quedaron de piedra. ¡Qué se había creído aquella rata!
- ¡Eh! ¿Quién eres tú? ¡Eres forastera! ¡No hablas como nosotras!
- Soy la rata Chambourcié, periodista cronista de asuntos exteriores y especialista en materia de suciedad. No he podido evitar oír vuestra conversación. ¡Cómo puede ser que hayan encerrado una rata sólo porque tiene el pelo de color rojo! ¿Cómo podéis estar de acuerdo?
- Tú calla, que aquí no pintas nada, rata forastera.
- A ver si será otra rata de color rojo con una peluca gris. Estirémosle los pelos.
Y todas las ratas se tiraron encima de la rata Chambourcié con unas intenciones nada amistosas. Pero ella consiguió huir rápidamente.

Mientras escapaba muy enfurecida, la rata Chambourcié pensaba constantemente en aquella noticia tan horrible. ¿Cómo podían ser aquellas ratas tan injustas? Una rata inocente estaba encarcelada sin ninguna culpa. ¡Pero no se saldrían con la suya!
Tenía que darse prisa. Aquel grupo de espías no tardarían en denunciarla y si no iba con cuidado, también ella acabaría en el Brillo Resplandeciente.

Cuando llegó al periódico de su cloaca, lo primero que hizo fue escribir un artículo. Éste era el titular:

CAMPAÑA S.O.S. RATA ROBINATA S.O.S.
¿SABÉIS DONDE ESTÁ LA RATA ROBINATA? ¿SABÉIS POR QUÉ?
Una rata inocente corre un grave peligro encerrada en una cárcel inmunda.

¿Quizás los distinguidos lectores se están preguntando cuál ha sido el grave delito cometido por la rata Robinata?
No ha cometido ninguno. Lo que pasa es que tiene el pelo rojo y las otras ratas lo tienen gris. Por esta razón morirá si no actuamos enseguida.
Ahora que ya tenéis noticia de los hechos, ratas de todas las cloacas unidas, os pido vuestra colaboración: 
Escribid cartas a la rata Robinata mostrándole vuestro apoyo.
Escribid cartas a Su Excelencia la Rata Presidenta de la Cloaca Norte, explicándole que es una injusticia y pidiéndole que la deje en libertad.
La respuesta ratonera no se hizo esperar.
Cada día llegaban centenares de cartas y postales de todos los rincones de las Cloacas Unidas al Brillo Resplandeciente.
Incluso Mickey Mouse, Minnie, Super-Ratón, Pixie and Dixie, la rata de las tortugas Ninja, los ratones de la Cenicienta y el ratoncito Pérez se solidarizaron con ella.

Las ratas de la Cloaca Norte empezaron a pensar que quizás se habían equivocado, que quizás no tenían razón y que no estaba bien encerrar en la cárcel a una rata sólo porque era diferente. Y, poco a poco, se fueron añadiendo a la protesta.
Puesto que no conseguían que la dejasen en libertad, decidieron todas teñirse de rojo. Y así lo hicieron: ¡todas las ratas de la Cloaca Norte eran rojas como cerezas!
Su Excelencia la Rata Presidenta se atolondró, ¡no sabía que hacer!
¡¡No podía encerrar a todas las ratas en el Brillo Resplandeciente!!

Finalmente su Excelencia la Rata Presidenta reconoció públicamente su error y la dejó en libertad. No sabemos si porque vio también ella que se había equivocado o porque no tuvo más remedio que hacerlo. A los que hemos seguido de cerca la historia de la rata Robinata nos gustaría que fuese un reconocimiento sincero de su error.

Actualmente, cualquier rata, sea del color que sea, es bien recibida en la Cloaca Norte, y la rata Robinata es muy feliz y trabaja en el Servicio Permanente de Ayuda y Soporte a la Rata Diferente.