Juicios justos | > Índice de textos sobre juicios justos |
Hay actividades humanas en las que es posible rectificar una decisión, fundada sobre premisas o conclusiones falsas, tan pronto como se reconoce el error. En el procedimiento, judicial, por el contrario, si, a causa de errores en la tramitación, se llega a pronunciar una sentencia injusta, reparar el mal es mucho más complicado y difícil. El juez, al dictar una sentencia, queda vinculado a ella. Una vez expirado el plazo de apelación, la sentencia entra en vigor con carácter inalterable de inmediato. La anulación o rectificación de una sentencia es sólo posible después de costosos y complicados trámites jurídicos. Tanto es así, que conseguir la revisión de un proceso, ya concluido y cuya sentencia haya entrado en vigor, será considerado siempre como una obra maestra dentro de la jurisprudencia. Para ello será necesario, ante todo,, poder presentar "nuevos hechos o nuevas pruebas"; y sabido es que nada de cuanto fue mencionado anteriormente y consta en las actas del proceso puede rezar como "nuevo". Nuevos serán exclusivamente aquellos hechos -y aquellas pruebas- que hubieran permanecido ocultos al juez durante el proceso.Irreparable es, en cualquier caso, el daño causado en el alma del condenado merced a una sentencia parcial o totalmente injusta.
La Justicia gusta de presentar estos errores como infundios propios de novelas y películas sensacionalistas. Y no obstante, ¿cuántas personas inocentes han comparecido ante un tribunal bajo la acusación de asesinato o de otros delitos graves, y cuántas de entre ellas sólo pudieron demostrar su inocencia cuando ya era demasiado tarde?
El doctor Max Hirschberg en su libro sobre las deficiencias en la administración de la justicia, 'Sentencias injustas en el proceso penal', presenta una relación de 48 casos, acaecidos todos ellos desde 1939 hasta nuestros días, en los cuales pudo demostrarse la inocencia de los inculpados, bien que después de haber sido condenados a severas penas. Eric Sello, consejero de justicia, ha hecho una relación de 277 casas de errores judiciales, todos ellos comprobados, desde la Revolución Francesa hasta 1911, en cada uno de los cuales estaba en juego la vida de un condenado. En esta relación, Inglaterra figura en cabeza con 117 errores judiciales, sigue Francia con 53 y Alemania con 36. Arthur Koestler ha recopilado docenas de casos, ocurridos en Inglaterra durante la última postguerra, algunos de los cuales pueden ser considerados como verdaderos "asesinatos judiciales".