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México abandona la justicia medieval
Joaquim Ibarz
. La Vanguardia, 19-6-2008 (fragmento)
Por primera vez se aprueba la presunción de inocencia y que los juicios sean en audiencia pública

LMéxico ha dado los primeros pasos para poner fin a un sistema de justicia medieval que fomenta la corrupción y la impunidad. El gobierno de Felipe Calderón puso en vigor cambios constitucionales que permitirán juicios orales con público, elevan a rango constitucional el principio de presunción de inocencia del inculpado y hacen más accesible la justicia al ciudadano común.

Por extraño que parezca, en México no existía la presunción de inocencia. Si una persona era acusada, podía ser detenida y permanecer en prisión hasta demostrar su inocencia. Con la reforma se pretende pasar del llamado sistema de justicia inculpatorio (donde uno es culpable hasta que pruebe su inocencia) a un sistema acusatorio (donde se presume la inocencia hasta que se constate la culpabilidad). Asimismo, se quita a la confesión (muchas veces obtenida con tortura) su carácter de prueba central.

Hasta ahora los juicios federales están incluidos en un sistema de justicia del que muchos mexicanos desconfían por estar plagado de irregularidades y poca transparencia. En México los juicios se celebran a puerta cerrada, sin audiencias públicas. Es el juez quien en su despacho llama por separado a abogados, fiscales, acusados, testigos, y luego dicta sentencia, lo que propicia la corrupción y las arbitrariedades. El 80 por ciento de quienes han recibido sentencia nunca vieron el rostro del juez, ya que su declaración la tomó un auxiliar. El poder otorgado a los jueces dio pie a una creciente injusticia y corrupción, ya que el ciudadano es atendido en función de sus recursos.

El presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de diputados, César Camacho, dijo que "quien se ve involucrado en un asunto penal, parece condenado a protagonizar una película de terror". Informó que más de 90.000 personas están encarceladas sin sentencia.

El presidente Calderón pretende revolucionar el sistema penal, que en la actualidad deja impune 97% de los delitos y se ensaña con los más pobres. Hay tan poca confianza en la justicia, que más del 90 % de los delitos ni se denuncian.

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