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DESARME
109. En sentido opuesto, vemos no sin gran dolor, cómo en naciones de economía más desarrollada se han preparado o se están preparando aún enormes armamentos, y cómo se dedica a ellos una suma inmensa de energías espirituales y de recursos materiales; y así, en estas naciones los ciudadanos tienen que soportar cargas muy pesadas, mientras otros pueblos se quedan sin la ayuda necesaria para su desarrollo económico y social.110. Se acostumbra a justificar tales armamentos diciendo que en la presente coyuntura la paz no puede asegurarse sino por un equilibrio de las fuerzas armadas. En consecuencia, el aumento del poderío militar en cualquier país determina en otros países el empeño en aumentar progresivamente los armamentos. Y si alguna nación está preparada con armas atómicas, se da ocasión a las otras naciones para procurarse también esta clase de armas, con igual potencia de destrucción.
111. De donde se sigue que los pueblos viven siempre bajo el miedo de una espantosa tempestad que, en cualquier instante puede desencadenarse. Y no sin razón, puesto que las armas ya están preparadas. Y si apenas puede creerse que en el mundo haya hombres capaces de asumir la responsabilidad de las muertes y ruinas innumerables que la guerra llevaría consigo, no puede, en cambio, negarse que un hecho cualquiera, imprevisible e incierto, puede de repente provocar el incendio bélico. Y además, aunque el poderío atroz de los actuales medios militares logre por ahora disuadir a los hombres de lanzarse a la guerra, siempre es de temer que los experimentos atómicos hechos con una finalidad militar, puedan traer, si no se interrumpen, consecuencias fatales para cualquier clase de vida sobre nuestro planeta.
112. Así, pues, la justicia, la recta razón y el sentido de la dignidad humana exigen con urgencia que la carrera de armamentos cese; que paralelamente las naciones reduzcan los armamentos que poseen; que las armas atómicas queden prohibidas; y que, por fin, todos convengan en un desarme gradual, mediante mutuas y eficaces garantías.