Pero
si la guerra empieza, las bombas matarán a los representados, no
a sus representantes, ya que esa partida se hace desde los altos despachos
adonde no llegan las explosiones. Lo que llegarán son los datos
por Internet, eso sí, tantas bajas, tantos daños colaterales,
tantos incendios, tanta contaminación, tantas reservas de agua destruidas,
tanto petróleo quemado, y todo ello, traducido al lenguaje de los
seres comunes y corrientes, significa: población civil muerta, es
decir, niños, mujeres y hombres de todas las edades; enfermedades
incalculables debido a la falta de abastecimiento de agua y alimentos,
destrucción de hospitales y escuelas, aire irrespirable por los
incendios y un sinfín de desgracias más, como el odio fomentado
por el ánimo de venganza, millones de refugiados en condiciones
infrahumanas y por todo ello una elevación considerable de la tensión
en la región y quizás en el resto del mundo.