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En septiembre de 1939, coincidiendo con el inicio del ataque a Polonia, Alemania puso en marcha un gran programa de aniquilación física de discapacitados físicos omentales. Es entonces cuando Hitler firma un decreto secreto autorizando alos médicos a "conceder una muerte piadosa alos pacientes consideradosenfermos incurables".Al decreto se le puso fecha de 1 de septiembre para hacerlo coincidir con el esfuerzo de guerra, pero ya desde el 18 de agosto el Ministerio del Interior ordenaba a las familias a que informaran de todos los niños menores de tres años que padecieran incapacidad física o mental grave.
La eliminación de "población superflua" enaras de una "mejora de la raza" era una vieja idea de Adolf Hitler. En 1935,el dictador democráticamente refrendado por los alemanes ya le había anunciado al principal médico del régimen, Gerhard Wagner, que en cuanto comenzara la guerra pondría en marcha un programa de "eutanasia". El término define la acció/omisión que acelera la muerte de pacientes desahuciados para evitar sufrimientos, pero lo que los nazis entendían era otra cosa bastantemás radical y puramente criminal: eliminar alos "defectuosos".
El Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, había explicado la doctrina de aquello en un discurso de 1938 con toda claridad. "Nuestro punto de partida –dijo Goebbels– no es el individuo. No suscribimos la opinión de que se debe dar de comer al hambriento, de beber al sediento o vestir al desnudo. Nuestros objetivos son completamente diferentes: tener un pueblo sano para poder dominar en el mundo".
El programa de aniquilación estuvo directamente dirigido desde la Cancillería privada de Hitler, su segundo departamento. Karl Barndt, su médico personal, era el director, asistido por Philipp Bouhler, jefe de la Cancillería. Su estado mayor se organizó en una villa requisada a una familia judía en el número cuatro de la Tiergartenstrasse, detrás de donde hoy se encuentra la Filarmónica de Berlín y donde el sábado tendrá lugar una concentración conmemorativa. Por aquella casa, el programa adoptó el nombre clave de T4.
Por todas las instituciones psiquiátricas del país se repartió un formulario en el que se debía informar del estado del paciente y del coste de su mantenimiento. A continuación toda unaserie de PeritosT4 ,que eran la flor y nata de la psiquiatría nacional, debían decidir sobre la vida o la muerte de la persona. El siguiente paso era enviarlos auna red de seis centros especiales de eliminación en Alemania y Austria; Brandenburg, Grafeneck, Hartheim, Sonnenstein, Bernburg y Hadamar.
Lospacientes discapacitados llegaban a los centros en tren o autobús, eran desnudados y fotografiados, se les examinaba y si llevaban oro en la dentadura se les marcaba con una cruz en la espalda. Luego entraban en una sala de duchas donde eran gaseados durante diez minutos. A los cinco minutos se desvanecían, y a los diez morían. Se esperaba dos horas antes de ventilar y abrir la cámara para retirar los cuerpos. Antes de incinerarlos –operación referida como "desinfección" –se extraía el oro de los cuerpos marcados y los órganos para estudios científicos.
En resumen:el T4 fue modelo y precursor del genocidio judío (seis millones) y de las matanzas de prisioneros de guerra soviéticos (unos 3,3 millones), gitanos y otros, proporcionando cuadros y técnicas organizativas. Muchos médicos y administradores del T4 desempeñaron cargos importantes en los campos de exterminio nazis.
A diferencia del exterminio judío o de presos rusos, la aniquilación de discapacitados alemanes llegó a provocar protestas por parte de los familiares, que tenían que pagar el envío de las cenizas de sus parientes asesinados. En agosto de 1941 el obispo de Münster, Clemens August von Galen, denunció en un sermón esos asesinatos. El Vaticano, que apenas hizo nada ante el holocausto judío y el asesinato de prisioneros eslavos, sí protestó en este caso. El escándalo obligó a Adolf Hitler adetener temporalmente el programa. Para entonces, ya se había eliminado a 70.000 pacientes de cien hospitales. Hasta 1945, el programa T4 aún mataría a otros 140.000 "defectuosos".