Derechos de las mujeres | > Otros textos |
Degollada por su padre en el suelo de su dormitorio y enterrada en el huerto de la casa, al final de una corta vida marcada por el desarraigo de la emigración y la soledad de abrirse un nuevo camino en occidente. La culpa de Hina Saleem, de 20 años, ha sido tener un novio italiano, cuando su familia le había prometido en matrimonio a un primo del lejano Pakistán. El progenitor fue detenido ayer, junto con su cuñado, tras dos días desaparecidos, acusados de asesinar a la joven.Hina era una chica de ojos negros y sonrientes, que alternaba el velo con los vaqueros y el ombligo a la vista. Combinaba el trabajo en la pizzería Antica India, a la vista de los hombres, con las tradiciones de su familia. Dos vidas paralelas, que han provocado un cortocircuito. La joven acabó su existencia el pasado fin de semana en Sarezzo, un pueblecito de la provincia de Brescia, a las puertas de los Alpes italianos. La detención de sus familiares se produjo tras una precipitada fuga del domicilio, después de que los carabineros hubiesen llamado a la puerta preguntando por ella.
El novio de Hina, Giuseppe T., carpintero de 33 años, había alertado a la policía porque su pareja ya había recibido varias amenazas. En el pasado, Hina incluso había denunciado a su padre, acusándole de golpes y de un intento de violencia sexual, pero cada vez retiraba la denuncia, a cambio de un poco más de libertad. Hasta que el jueves desapareció.[...]
En Brescia residen casi 9.000 pakistanís y, en toda la provincia, más de 100.000. Todos trabajan y viven con sus familias. De pequeños, los niños frecuentan las zonas de recreo de las parroquias católicas, pero cuando las niñas se transforman en mujeres desaparecen en las casas. Según la Policía Local, esta comunidad asiática, que a veces organiza encuentros de hasta 5.000 personas, no ha planteado nunca problemas de orden público. Sin embargo, siguen practicando las costumbres de su cultura.
Un miembro de la Consulta Islámica del Ministerio de Interior, Ahmad Ejaz, ha explicado que "en el Punjab rural, de donde procede la mayor parte de los 40.000 pakistanís residentes en Italia, el matrimonio se organiza por las familias y esto forma parte de la cultura local, no del Corán", expone. Por eso algunos de los pakistanís entrevistados por las televisiones locales de Brescia justifican el delito. "El padre elige lo que es mejor para la hija, puede ir bien un italiano, pero debe ser el padre quien lo decida", han explicado.
[...]
Su padre le había invitado varias veces a ir a Pakistán pero ella se negaba porque sabía que allí le esperaba un marido apañado entre familias. Cada vez que la madre se iba al pueblo de origen de la familia, Gujrat, y se llevaba con ella a sus hermanos, ella tenía miedo de volver a casa, a solas con su padre. Precisamente la semana pasada, cuando las mujeres y los hijos ya estaban de vacaciones, los hombres esperaron, según las fuentes de la investigación, para cumplir la decisión de un "consejo familiar".