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INDIA - Ranu mató a sus dos primeros hijos, estrangulándolos pocas horas después nacer. Eran dos niñas. Ranu, casada a los 18 años de edad en el estado septentrional de Rajasthan, propenso a la sequía, ha quedado embarazada siete veces. Dos hijos varones murieron a corta edad a causa de infecciones y otros dos embarazos fueron interrumpidos debido a que los fetos eran de sexo femenino. Es comprensible que Ranu trate de proteger al niñito que es hoy su único hijo vivo. No obstante, su tono sigue siendo desafiante y dice: "Si tengo más hijos del sexo femenino, los eliminaré", pues dice que no tiene dinero para sufragar las bodas.Su esposo, Muktar, un operario de reparaciones, no parece preocupado acerca de sus hijas "desaparecidas". ¿Por qué debería estarlo? En los distritos de todo el estado y, en verdad, de todo el país, la eliminación de niñas, o bien mediante aborto selectivo en función del sexo, o bien mediante infanticidio, en gran medida no se censura, no se detecta, no se castiga y no es motivo de duelo. Ranu explica: "Se mata a la niña colocando una bolsa de arena sobre su rostro o estrangulándola. No es infrecuente y ocurre sin ningún inconveniente".
Actualmente, los padres y madres en toda la India están dejando de lado el infanticidio y optando por tecnologías de poco costo y ampliamente disponibles para la selección del feto en función del sexo, que posibilitan que los profesionales primeramente detecten el feto femenino en el útero, y después lo hagan objeto de aborto. Si bien la práctica del infanticidio femenino data de la antigüedad, la disponibilidad de amniocentesis en el decenio de 1980 y más tarde de ultrasonido, posibilitaron que las familias se deshagan de las niñas no deseadas mucho antes de su nacimiento. El fenómeno, denominado "selección prenatal en función del sexo", está causando la distorsión del índice de población femenina y población masculina, lo cual no tiene precedentes en la historia de la demografía; en algunas regiones, hay hasta siete niñas por cada diez niños varones. Lejos de ser una práctica prevalente sólo entre los pobres y los analfabetos, parecería ser más frecuente en regiones donde hay más altos niveles educacionales y reina una relativa prosperidad.
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En la India, la preferencia por el hijo varón es consecuencia de un cúmulo de factores sociales y económicos que efectivamente relegan a las niñas a la condición de carga. Pero la India no es el único caso: en el Afganistán, China, Nepal, el Pakistán y la República de Corea se han constatado desequilibrios en la proporción entre los sexos que probablemente sean consecuencia del aborto selectivo en función del sexo y/o el infanticidio femenino o el descuido de las hijas. Los padres y madres desean hijos varones debido a que estos heredan el nombre de la familia, los bienes de la familia y, en ausencia de planes de bienestar social, se los suele considerar (atinadamente o no) como el único apoyo de padres y madres en su ancianidad. El alto costo de una dote significa que la actitud para con las niñas suele ser paraya dhan (casarlas y que se marchen), otra razón para que las hembras sean escogidas para el aborto o, en ausencia de éste, el infanticidio.
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Aun cuando las leyes existentes prohíben las pruebas para la detección del sexo, actualmente hay 60 millones de niñas "desaparecidas" que, efectivamente, han caído en un "abismo demográfico" del que, como temen muchos analistas, no habrá regreso. Según informes oficiales, cada año se practican unos dos millones de abortos por la única razón de que los fetos son de sexo femenino. En Punjab, el Gobierno afirma que en la próxima generación, el número de niñas "desaparecidas" aumentará en 40%. Además, si bien la legislación puede ser un importante primer paso hacia la eliminación de dichas prácticas, es necesario abordar el problema más profundo de la discriminación por motivos de género, junto con una efectiva aplicación de la ley.
Ena Singh, Representante Auxiliar del UNFPA en la India, señala que una de las peores consecuencias es, con mucho, la intensificación de la violencia contra las mujeres y las niñas. Dice: "En este país ya hay un problema de violencia sexual que oscila: o bien aumenta, o bien disminuye, en función del número de niñas en una sociedad dada. Yo pregunto: ¿Podría uno enviar a su joven hija a la calle con tranquilidad si allí no hubiera nada más que jóvenes varones?".
También van en aumento las pruebas de que las proporciones distorsionadas entre los sexos, sumadas a la tradicional baja condición de las mujeres en la India, está comenzando a tener efecto sobre los conceptos tradicionales de la familia. En zonas rurales de Punjab, donde es muy pronunciada la escasez de mujeres, el deseo de mantener intactos los bienes de la familia rural está impulsando una tendencia hacia la poliandria en que una mujer, a menudo "comprada" en regiones más pobres o en castas más bajas, está obligada a ser la "esposa" no sólo de su cónyuge sino también de sus cuñados y, según algunos informes, también de su suegro. Esas mujeres, conocidas como Draupadis-nombre de la cónyuge de cinco Pandavas en el relato épico Mahabarata-, tienen los niveles más bajos en la jerarquía de la familia y están sujetas a continuos abusos sexuales y físicos.
Dice Singh: "Una vez que se han desbordado los limites de los escrúpulos, es realmente difícil decir en qué punto podrá frenarse esa decadencia. Los niveles de violencia en dichas situaciones son inimaginables. Si se generalizan esas prácticas, esto ejercerá efectos enormemente desestabilizadores en la sociedad".
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