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A pesar de que la violencia contra las mujeres es universal, a menudo se ignora o se niega su existencia, cuando no se considera una mera costumbre tradicional.[...]
En todo el mundo se documentan proverbios que recomiendan la violencia como un instrumento "natural" para imponer a las mujeres, sobre todo a las casadas, una conducta sumisa, pero su frecuencia no es idéntica en todas las regiones. La violencia, al igual que los embarazos múltiples, se presenta como un medio para controlarla. El propietario de un restaurante turco de Londres me comentó, con cierto sonrojo, que su padre le decía que "Un palo en la espalda y un niño en el útero"; ése era el modo tradicional de lograr la obediencia de la esposa.
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Los proverbios aducen una amplia variedad de argumentos y atributos, cuyo punto de partida fundamental es la idea de que el hombre, por ser propietario de su esposa, puede manejarla y utilizarla a su antojo. Esto queda reflejado en el mongo "No se puede pegar a la mujer del prójimo". En otras palabras: cuando la mujer de otro hombre te irrita, solo está autorizado a castigarla su marido, porque es su "propietario" legal.
Curiosamente, se aconseja a los hombres que no asusten a la mujer antes de la boda. En efecto, la joven puede renunciar a casarse con un cafre, como apunta el consejo jakasio "No uses el látigo antes de montar a caballo". O, en palabras del haya de Tanzania, "Con palizas no hallarás esposa". A veces ciertos indicios anuncian la violencia conyugal, como el dicho estadounidense "El hombre que pega patadas al perro pegará a su esposa". Sin embargo, tales advertencias no cuestionan la legitimidad de la violencia doméstica.
La idea de las palizas en el matrimonio suelen presentarse como algo natural: así es como el marido trata a su esposa, o así es como funciona el matrimonio, según señala el ejemplo chuvasho "Después de la boda los meses de besos continúan sin cesar, aunque de vez en cuando también hay un mes de palizas".
El día de la boda es la fecha oficial en que comienza la "propiedad", y con ella el derecho a imponer la autoridad masculina, como se afirma en el ladino "La recién casada se acostumbra a lo que ve la primera noche", que alude al sexo, pero también a su "doma". Para intimidar e imponer respeto a la mujer, el árabe sugiere como primera táctica enseñar al gato: "Pega a la gata y así tu mujer aprenderá la lección". Probablemente era una costumbre tradicional. En una entrevista televisiva, una joven iraní decía que su madre aconsejaba a su hermano degollar al gato la noche de bodas; así, la mujer, asustada, aprendía de inmediato quién mandaba en el hogar y era buena esposa de por vida. Una amenaza similar, no necesariamente vinculada a la noche de bodas, aparece en el proverbio ruso "El marido maltrata a un sapo, mientras dirige a su esposa una mirada amenazadora".
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A menudo la sexualidad y la violencia suelen ir unidas en dichos donde las palizas y el amor se presentan como dos caras de la misma moneda. ¿Significa esto que la agresión se percibe como un medio de placer sexual, o solo se emplea este argumento para justificar tal conducta, para obligar a la esposa a quedarse o para evitar que sea infiel? No es fácil determinar el significado real de aquellos que recomiendan (¿frivolamente?) las palizas como un signo de afecto del hombre hacia su mujer:
El afecto comienza al final de la vara. (Coreano)A veces golpear se presenta como diversión, como un modo de hacer feliz a la mujer, de recordarle que su marido no la ignora, como se afirma en el hausa "Ahora es cuando empieza el matrimonio, como dijo la esposa abandonada cuando fue azotada con espinas". Se argumenta con ironía que, sin palizas, esta no puede estar segura de si su marido la ama. Sin palos, la vida conyugal es aburrida:
Cuando dos camellos se aman, se muerden y se dan patadas. (Turco)
Si amas de verdad a tu esposa tienes que pegarle. (Tigriña: Eritrea)
Donde no hay trompadas no hay cariño. (Español: Argentina, Bolivia, México; quechua)
Ama bien; pega bien. (Inglés: EEUU)
Los palos rompen huesos por amor. (Bielorruso)Si tu amante te pega, es solo para consolarte. (Rumano)Algunos proverbios, en especial latinoamericanos, llegan a argumentar que la esposa ama a su marido gracias a las palizas, como el argentino "La mujer, como el perro, mientras más le pegan más quiere". La letra de un viejo calipso confirma este modo de pensar: "Tírala al suelo, te amará tanto... Agarra un trozo de hierro y golpéale las rodillas, te amará por siempre". Este amor insoportable se expresa en dichos que recomiendan porrazos, puñetazos, zarandeos, azotes, patadas, pisotones, etc.
Recibir una paliza de tu amante es como comer una uva. (Árabe)
Si no azotas a tu esposa, pensará que ya es viuda. (Armenio)