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Bica, Liliana, Verónica y Arica han compartido un destino, más bien una tragedia. Engañadas, vejadas y amenazadas, las cuatro fueron obligadas a prostituirse en España durante años. Las cuatro proceden de los principales países donde las mafias se nutren actualmente de meretrices para 'trabajar' en España: Rumanía, Paraguay, Brasil y Nigeria. Las cuatro han contado sus historias a 20 minutos.El drama de nuestras protagonistas comienza incluso en sus propios hogares. Bica, rumana, 24 años, fue vendida por su novio por 6.000 euros. "Me dijeron que sería camarera y que me pagarían toda la documentación". Verónica, 26 años, brasileña, pensaba que venía a España a cuidar a una mujer mayor: "Confié en una amiga, incluso me enseñaron la foto de la persona a la que iba a cuidar".
Arica, nigeriana, 26 años, ni siquiera preguntó. La posibilidad de venir a Europa y encontrar un futuro mejor fue suficiente aliciente para emprender el viaje. Liliana reconoce que todas las chicas que vinieron de Paraguay sabían a qué venían, pero nunca "en estas condiciones". En Paraguay "muchas familias están vendiendo a niñas de 16 y 17 años que se pueden hacer pasar por mayores", explica Rocío Nieto, directora de la Asociación para la Reinserción de Mujeres Prostituidas (Apramp).
"Chicas de Rumanía, Bulgaria, Moldavia…, incluso rusas, suponen ya el 70% de las que hay en nuestro país", señalan fuentes policiales. Las nacionales de Rumanía y Bulgaria pueden moverse libremente por Europa. "Yo pasé por Hungría, Austria, Alemania y Francia antes de llegar a España", explica Bica. Las latinoamericanas vienen en avión, pero no en un vuelo directo a España, que tiene más controles. Liliana hizo escala en París y Verónica en Lisboa. Ambas en grupos, como si fueran turistas. El viaje de Arica fue toda una odisea. "Duró un año, salí con 19 años y llegué con 20. Mi último trayecto fue en patera".
Todas asumen deudas impagables con las mafias que las traen. "Tuve que pagar el viaje, la documentación y la deuda crecía. Yo no me quedaba ni con el 20% de lo que ganaba semanalmente. Y nos cambiaban de clubes por toda España", explica Bica. Las latinoamericanas tenían que devolver en torno a los 35.000 euros. "Yo estuve en clubes de Extremadura y Galicia", apunta la brasileña.
"Yo, en locales donde debía trabajar 21 días al mes las 24 horas del día". La deuda de Arica era mayor, de 50.000 euros.
Las amenazas. Es lo peor, convivir con el miedo, y saber que no puedes protestar ni escapar. Extranjera en un país extranjero. "Las mafias búlgaras y las nigerianas son muy violentas», afirma la Policía. "Yo he visto cómo a una compañera le quemaban el pelo y a otra le cortaban un dedo para que todas aprendiéramos", señala Bica.
El vudú hace mella en las nigerianas, muy supersticiosas. En marzo de este año, la Policía desarticuló en Sevilla una mafia nigeriana que incluso retenía a un bebé de dos años de una de las prostitutas, un rehén para que la chica siguiera en la calle. "Las amenazas eran constantes, y alguna paliza he visto. Lo peor es que amenazan con hacer daño a tu familia", asegura Liliana. Las mafias chinas, otra fuente de prostitución en auge, también son peligrosas. Obligan a las chicas a estar recluidas en pisos y a prostituirse las 24 horas del día los 7 días de la semana. "Las mafias chinas ofrecen cada vez más chicas muy jóvenes y a los precios más baratos", se lamenta Rocío Nieto.
La salida. Es lo más difícil. España ofrece a las chicas que denuncian a su mafia protección como testigo protegido, alojamiento y autorización para residir en nuestro país. Pero al final no denuncian ni el 5%, dicen en la Policía. "Hay que ofrecerles alternativas, un hogar, un trabajo, si no es muy complicado que denuncien", explica Rocío Nieto. Apramp acoge ahora a 48 chicas, aunque en 27 años ya han pasado por allí 3.100 mujeres.
El Gobierno sigue manteniendo contactos con los grupos parlamentarios para consensuar la reforma legal que suprima los anuncios de prostitución. 20 minutos fue el primer diario en España que decidió eliminar estos anuncios en sus cabeceras. Luego se sumaron otros medios, como La Razón y Público. Para Rocío Nieto, de la asociación Apramp, es vital erradicarlos: "Lo malo es el contenido de los mismos, que facilita la prostitución a los clientes anónimos. Los demandantes se convierten en proxenetas, porque piden características y servicios concretos sobre las chicas".