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Se abre el debate sobre la gestación subrogada

Ana Macpherson. La Vanguardia, 2-6-2017 (fragmentos)
"Yo he gestado al hijo de mi amigo. En una clínica de Barcelona. Haciéndonos pasar por pareja. Legalmente somos dos padres solteros. Pero es el hijo de mi amigo. Fue el cumplimiento de una promesa de quinceañeros, que si no podía tener hijos de otro modo lo haríamos entre los dos. Y yo cumplo. Tenía experiencia en donación de óvulos". Así lo explicó durante el debate sobre gestación subrogada que organizaron ayer la Fundació Dexeus y la Universitat Autònoma. La joven se camufla bajo el nombre de Tania, 29 años, estudiante de Sociología. No quiere que contarlo perjudique al niño, que nació hace un mes y vive en Andalucía con su padre. No es un caso único en España, aunque la maternidad subrogada no esté regulada ni lo contrario. Ella sabe de otras mujeres que gestaron el hijo de un amigo, de una amiga, de una hermana.

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El muy desarrollado mundo de la reproducción asistida en España toma ahora la iniciativa de poner el tema sobre la mesa. "Porque hay una realidad social que hay que atender. No tanto desde el punto de vista médico, porque centros expertos como el nuestro apenas tendrían cuatro o cinco casos al año que clínicamente justificarían esa opción, sino porque esconder la cabeza bajo el ala deja­ ­estos casos en manos de la explotación comercial, de la explotación entre personas, dependiente de tener o no una situación económica y social privilegiada y sin ni siquiera poder cuidar aspectos psicológicos de las gestantes, los hijos y los padres", resume Pere Nolasc ­Barri, director de la fundación Dexeus.

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A la hora de discutir la realidad que debería regularse en España aparecen otras dificultades. La primera voz contraria la dieron hace un par de años mujeres notables en el manifiesto No somos vasijas. Firmaban las catedráticas Victoria Camps y Amelia Valcárcel, las constitucionalistas Mar Esquembre y María Luisa Balaguer, las filósofas Alicia Miyares y Ana de Miguel, las filósofas del derecho Juana Gil y Ana Rubio, las sociólogas Soledad Murillo y Laura Nuño, y representantes de mundo de la cultura como Laura Freixas y Gemma Lienas. Abogan "por el derecho a decidir de las mujeres en materia de derechos sexuales y reproductivos", considerando que la maternidad por sustitución niega a las mujeres gestantes el derecho a decidir durante el embarazo o en la crianza, puesto que no pueden cambiar de opinión o serían castigadas económicamente por la alteración del contrato. También el Comité de Bioética de España, dependiente del Ministerio de Sanidad, ha pedido recientemente que se promueva la prohibición internacional de los contratos de gestación subrogada.

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"Para nosotros y para nuestro hijo, esa mujer que le tuvo en su barriga es una amiga que nos ayudó a ser sus padres", explica el sociólogo Vicent Borràs, padre de un niño por gestación subrogada, que acudió a esta opción con su marido ante las grandes dificultades que presentaba para dos hombres gais la adopción.

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"La parte positiva es obvia, es dar la posibilidad de ser padres a quienes no pueden. La negativa, también, usar el cuerpo de otra persona y obligarla a ceder el producto de su gestación. Por eso tenemos que determinar si la solución que adoptamos es proporcional al problema", argumentó Josep Terés, presidente de la Comisión Deontológica del Col·legi de Metges de Barcelona. Hay que decidir,por ejemplo, si se rechazan deseos de conveniencia, como no estropear el propio cuerpo. "Como en el caso de la donación de órganos", dice el experto, "tendríamos que tener obsesión por la protección de la gestante, garantizar que haya vigilantes de sus derechos en cada centro. Como en la donación de órganos".

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Ignacio y Álvaro son hijos subrogados. Nacieron en San Diego. Son hijos biológicos de María del Coro Gortázar y Ángel Pérez-Maura, sus padres. Su madre había perdido el útero tras el primer hijo y la pareja acudió hace 18 años a una agencia californiana que les buscó una madre para gestar tres embriones con su herencia biológica. "La conocimos una vez que viajamos a Estados Unidos. Sentí agradecimiento. Ella decía que era feliz por habernos ayudado. Se lo agradezco a la portadora, pero también a los médicos que nos ayudaron a nacer", explica Ignacio. Los chicos aseguran que nunca se han sentido incómodos por haber nacido de ese modo. "Todos mis amigos lo saben". María del Coro siempre lo ha percibido como un regalo de esa mujer, aunque pagaran los gastos de su embarazo y le compensaran los inconvenientes de esos nueve meses. Entre clínica, abogados, seguros y esos gastos, unos 80.000 dólares, recuerda. "Pero lo volvería a hacer, aunque antes. Hoy no hubiera esperado ocho años a decidirme".