Ejecuciones extrajudiciales, "desapariciones" |
Han tenido que pasar treinta años, más de una generación, desde la muerte del dictador para que los partidos democráticos aborden una verdad tan obvia como dolorosa. Tras condenar en las Cortes (2002) el golpe de estado del 18 de julio de 1936, por fin se reconoce políticamente la existencia de las víctimas de la dictadura y se accede a su rehabilitación pública. ¡Qué fácil es honrar a las víctimas de los nazis, o de las dictaduras latinoamericanas, y cuánto cuesta hacerlo con las nuestras!
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La democracia ninguneó a las víctimas. Ahora, tras tres décadas, y gracias a las presiones que, en los últimos años, han ejercido sobre los partidos de izquierda y centro-izquierda las asociaciones de víctimas, los colectivos para la recuperación de la memoria y los grupos pro-revisión de las sentencias judiciales, la democracia se dispone a rehabilitarlas, pero sólo 'en tanto en cuanto'... ¿Cómo puede haber alguien que todavía invoque las virtudes de nuestra transición? Más bien es necesaria una revisión crítica en profundidad de todo el proceso para subsanar olvidos y errores y sanear la cultura democrática del país. Hasta que las víctimas de la dictadura no sean tratadas por la democracia como justamente merecen, la democracia será imperfecta, porque ellas deberían haber sido, desde el principio, uno de los elementos principales del proceso.
Y si no, fijémonos en lo sucedido en Chile, país cuyo proceso de transición ha evolucionado de manera más justa, rigurosa y coherente que el nuestro...
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Por desgracia, en España no podemos decir lo mismo. Incluso da la impresión que de una manera velada, inconsciente, oscura, hay quien cree o pretende hacer creer que las víctimas del franquismo eran, en realidad, culpables.
Pero el proceso y la discusión siguen y deben seguir, sobre todo ahora que parece que tímidamente las víctimas pueden empezar a expresarse. La última novedad la ha aportado el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. Al ser criticado por algunos sectores latinoamericanos sobre la incongruencia de investigar los crímenes de las dictaduras chilena y argentina e ignorar los del franquismo, el juez no ha tenido más remedio que declarar que es necesario crear una 'comisión de la verdad' porque es imprescindible "saber lo que sucedió" ya que es obvio que en el período 1939-1975, "hubo excesos y auténticos crímenes contra la humanidad". Ya se verá si la iniciativa progresa.
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