Ejecuciones extrajudiciales, "desapariciones" |
Pinochet había nombrado a Arellano su oficial delegado para "uniformar criterios en los consejos de guerra" que se estaban desarrollando en estas ciudades contra los partidarios de la Unidad Popular, la coalición izquierdista que apoyó a Allende.
La "caravana de la muerte" tuvo una actuación breve pero sangrienta: 76 prisioneros políticos, muchos de los cuales ya habían sido condenados a penas de prisión, fueron ejecutados en Cauquenes, La Serena, Copiapó, Antofagasta y Calama. En todos las casos se trataba de ejecuciones extrajudiciales: sin que existiera sentencia de muerte o tras juicios sin garantías procesales. Sus cuerpos fueron enterrados clandestinamente en fosas comunes o en el desierto. Veintisiete años después siguen sin aparecer los restas de 19 de ellos.
Pinochet no adaptó ninguna sanción contra Arellano e incluso lo ascendió a principios de 1974 a comandante en jefe de la Segunda División con sede en Santiago.
Otros miembros de la "caravana de fa muerte" tuvieron después activas participaciones en violaciones de los derechos humanos y formaron parte de la temible Dirección Nacional de inteligencia, el organismo policial encargado de perseguir y eliminar a los disidentes.
En cambio, todos los militares que se opusieron a las ejecuciones o se mostraron pusilánimes fueron pasados a la reserva o expulsados del Ejército. Por sus declaraciones se ha sabido que la "caravana de la muerte" era una unidad de combate cuya "misión era matar".
No hubo compasión ni piedad. Ejecutaron a las víctimas, se ocultaron sus cuerpos y las pruebas, se mancharon sus nombres con infamias y se persiguió a los familiares.
Fueron ejecutadas 76 personas. Un número similar de mujeres quedaron viudas. Algunas madres sufrieron serias perturbaciones mentales o se suicidaron. Más de 180 niños quedaron huérfanos. Tres mujeres de Calama estaban a punto de dar a luz. Sus maridos nunca conocieron a sus hijos.
Un poema escrito por Rubén Soto esculpido en el lugar escogido para los fusilamientos de Calama dice: "¿Dónde están? Sabemos que no son sin saber dónde están. Están con el sol de compañero en la piedad del silencio".