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Seba fue finalmente liberada cuando un vecino, al oír los abusos y las palizas, consiguió hablar con ella. Al ver las cicatrices y las heridas, el vecino llamó a la policía y al Comité Francés contra la Moderna Esclavitud (CCEM), el cual presentó una denuncia y se hizo cargo de Seba. Los exámenes médicos confirmaron que había sido torturada.
Hoy Seba está bien atendida y vive con una familia de voluntarios. Recibe una terapia y está aprendiendo a leer y escribir. La recuperación durará varios años, pero ella es una joven extremadamente fuerte. Lo que más me sorprendió es lo mucho que aún le falta por aprendex. Mintras charlábamos, me di cuenta de que, aunque tenía 22 años y era inteligente, su conocimiento del mundo era más limitado que el de un niño de cinco años. Por ejemplo, antes de su liberación desconocía prácticamente la noción del tiempo: no sabía lo que eran las semanas, los meses o los años. Para Seba sólo existía la interminable rutina del trabajo y el sueño. Sabía que hay días calurosos y días fríos, ignoraba que las estaciones se suceden periódicamente. No sabía cuántos años tenía ni cuál era el día de su cumpleaños. Le desconcierta la idea de "elección". Su familia de voluntarios la ayuda a tomar decisiones, pero ella sigue sin comprender muy bien qué es eso. Le pedí a Seba que dibujase a una persona lo mejor que pudiera. Me dijo que era la primera vez que intentaba dibujar a alguien.
Si el de Seba fuera un caso aislado, sería de por sí bastante sorprendente, pero Seba es uno de los 3.000 esclavos domésticos que hay en París (la cifra es aproximativa). Y este tipo de esclavitud no es exclusivo de París. En Londres, Nueva York, Zúrich, Los Ángeles y muchas otras ciudades de todo el mundo, los niños son utilizados brutalmente como esclavos domésticos. Y son sólo una pequeña parte de los esclavos que hay en el mundo.
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La esclavitud no es un horror felizmente relegado al olvido, sino que sigue existiendo en todo el mundo, incluso en países desarrollados como Francia y Estados Unidos. A lo largo y ancho del planeta, los esclavos trabajan, sudan y sufren. Probablemente, los zapatos que llevas puestos y la alfombra que estás pisando han sido fabricados por esclavos en Pakistán. Probablemente, los esclavos del Caribe han puesto el azúcar en tu cocina y los juguetes en las manos de tus hijos. En la India, probablemente han confeccionado la camisa que luces y han pulido el anillo que llevas en el dedo. Su trabajo no es remunerado.
Los esclavos influyen también indirectamente en tu vida. Ellos fabricaron los ladrillos para la empresa que fabricó tu aparato de televisión. En Brasil, los esclavos elaboraron el carbón vegetal que templó el acero que se utilizó nara fabricar los amortiguadores de tu coche y las cuchillas de tu cortacesped. Los esclavos cultivaron el arroz con el que se alimentó la mujer que tejió la hermosa tela de tus cortinas. Tu cartera de valores y tu fondo de pensiones poseen acciones en compañías que utilizan esclavos en los países en vias de desarrollo. Los esclavos hacen posible que tus gastos se reduzcan y que aumente el valor de tus inversiones. La esclavitud es un negocio floreciente y el número de esclavos va en aumento. La gente se hace rica utilizando esclavos. Y, cuando ya no les hacen falta, los echan a la calle. Ésta es la nueva esclavitud, que se basa en los grandes beneficios y las vidas baratas. No se trata de poseer personas en el sentido tradicional de la antigua esclavitud, sino de controlarlos por completo. Las personas se convierten en herramientas desechables para hacer dinero.
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Se podría decir que la esclavitud es una cuestión de propiedad, pero eso depende de lo que entendamos por propiedad. Antiguamente, la esclavitud consistía en que una persona poseía legalmente a otra, pero la esclavitud moderna es diferente. Hoy en día la esclavitud es ilegal en todas partes y ya no existe la propiedad legal de seres humanos. Cuando se compran esclavos en la actualidad, no se pide un recibo o un documento de propiedad, pero se adquiere el control sobre esos esclavos y se utiliza la violencia para mantenerlo. Los propietarios de esclavos disfrutan de todas las ventajas de la propiedad sin asumir ningún deber. De hecho, la falta de propiedad legal es un privilegio para los propietarios de esclavos, quienes, adquiriendo el control absoluto de lo que poseen, quedan exentos de cualquier responsabilidad.