-Y de ellos, ¿cuántos
son niños?
-El padre es esclavo;
cuando se casa, la mujer se convierte en esclava, y los hijos nacen esclavos.
-¿Qué
tipo de esclavitud?
-La esclavitud moderna
es por deudas. El padre contrae una deuda y al no poder pagarla queda esclavo,
y la deuda pasa de una generación a otra. A veces consiguen saldarla
dando hijos en pago. Ese niño queda esclavo para siempre y puede
ser traficado y vendido a otro esclavista.
-¿Cómo
se contrae esa deuda?
-Son deudas de generaciones.
Por un euro debes devolver diez; si no puedes, se vuelve a multiplicar
por diez. Son deudas impagables. La mayoría nunca han vivido libres.
-¿Ningún
gobierno ha hecho nada?
-La clase dirigente
y la burocracia corrupta son los dueños de las fábricas y
las tierras, y los medios nunca han informado sobre la esclavitud.
-¿Simples
voceros del reino?
-El progreso se
basa en la esclavitud. Diez compañías de alimentos en el
mundo controlan a millones de esclavos, y las marcas de pronto moda utilizan
esclavos como mano de obra a través de los intermediarios y sus
contactos.
-Legalmente impecable.
-He estado ahí,
en China, India, Pakistán y Bangladesh, lo he visto e investigado.
La información está en la red, con datos y nombres.
-¿Cómo
es la vida de esos niños?
-Trabajan entre
12 y 16 horas seis días a la semana por un dólar, no tienen
descanso, no tienen educación. Son máquinas, y cuando se
derrumban o enferman se los quitan de encima.
-¿Dónde
viven?
-Depende. Ahora
por ejemplo en Turquía, ante la oleada de familias sirias, 250.000
niños están trabajando en las fábricas de alfombras
(publicado por The Guardian), pero duermen con sus familias.
-Otros viven y trabajan
en los talleres.
-Sí, en India
y en China. Duermen en camas apiladas en un rincón de la fábrica.
Esa es la vida de miles de niñas que trabajan para una importante
empresa de tecnología. El año pasado ocho de estas niñas
se suicidaron.
-¿Por qué
se involucró?
-Incidentalmente.
Tenía 20 años, era periodista, caminaba por la avenida principal
de Lahore y quise ayudar a un hombre de 80 años a cruzar la calle.
"No me ayude –me dijo–. Preferiría morir aplastado".
-¿Qué
había hecho?
-Trabajaba en una
fábrica de ladrillos. Tenía dos hijas de 11 y 12 años
que el dueño violaba a su antojo. Su deuda ascendía a 1.400
euros, así que había vendido a sus hijas.
-¿Qué
hizo usted?
-Investigar. En
su barrio había 1.500 fábricas de ladrillos con 300 trabajadores
cada una, el 60% niños. Escribí un artículo que tuvo
mucha repercusión y conseguí liberar a las niñas.
-Desde entonces no
ha hecho otra cosa.
-Al cabo de dos
días había un montón de personas en la puerta de mi
casa con historias similares y creé el Frente de los Trabajadores
de las Fábricas de Ladrillos.
-...Que más
tarde se convirtió en el Frente de Liberación del Trabajo
Forzado.
-Pronto me di cuenta
de que el sistema de esclavitud por deuda también se aplicaba a
los trabajadores del campo, textiles, tejedores, mineros. Veinte años
después, conseguí que se prohibiera por ley la servidumbre
por deuda.
-Por el camino fue
amenazado, torturado y encarcelado.
-Yo, y tantos trabajadores
que fueron apaleados o asesinados. Creamos una sólida defensa legal
y 150 escuelas para los niños. La lucha fue terrible, pero liberamos
a miles.
-Entre ellos a Iqbal
Masih, que se convirtió en un símbolo.
-Cuando lo conocí
tenía diez años. Trabajaba como esclavo en una fábrica
de alfombras, encadenado al telar. Había escapado, estaba aterrorizado,
pero me ayudó a llenar la ciudad de carteles que anunciaban que
la esclavitud estaba prohibida, que acudieran a nosotros.
-Un mensaje bomba.
-El dueño
de la fábrica fue condenado, y así quedaron en libertad los
compañeros de Iqbal; él se vino a vivir conmigo, se convirtió
en mi hijo y en un luchador imparable, quería ser abogado.
-La historia acabó
mal.
-Tres años
más tarde, una noche que Iqbal regresaba a casa en su bicicleta,
le pegaron un tiro en la cabeza. Lo denuncié en la ONU, que se quejó
al Gobierno pakistaní, que me declaró traidor a la patria.
Me condenaron a muerte por orden de la primera ministra Benazir Bhutto.
-Injusto y desproporcionado.
-Su familia tenía
niños esclavos desde hacía tres generaciones. Es algo que
sabe todo el mundo, es una tradición entre los barones feudales,
pero yo lo certifiqué con documentos y se lo envié con una
nota: "Esto es ilegal". Se enfadó mucho.
-Se la jugó.
-El problema es
que si se detuviera la esclavitud en Pakistán, la industria se vendría
abajo.
-¿Cuál
es el precio?
-Las niñas
sufren abusos en grupo por parte del dueño y sus amigos. No tienen
identidad ni identificación. No tienen educación, no tienen
atención médica.