El índice poblacional lo encabeza Corea del Norte, un régimen que tiene sometidas a 1,1 millones de personas, el 4,3% del censo. Sustituye a Mauritania, que en el estudio realizado en el 2014 encabezaba esta macabra clasificación, en parte, por culpa del componente hereditario que todavía prevalece en cuanto a la condición de esclavo.
El 58% de los esclavos de todo el mundo están concentrados en cinco países: India (18,35 millones), China (3,39), Pakistán (2,13), Bangladesh (1,53) y Uzbekistán (1,23). Aunque el estudio ha detectado un 27,2% más de habitantes en estado de explotación, esto se debe, en parte, al margen de que haya rincones de la Tierra en los esta práctica va en aumento, a que la metodología mejorada ha permitido afinar más. Los autores, de hecho, aseguran que muchos estados están trabajando de manera intensa para erradicar esta lacra. En el 'top 10' de países que más están por la labor, Walk Free sitúa a España en el octavo lugar. Los otros gobiernos que lideran la lucha contra la esclavitud son, por orden, Holanda, Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, Australia, Portugal, Croacia, Bélgica y Noruega.
En el otro lado de la balanza, los países que menos combaten la esclavitud son, al margen de Corea del Norte, Irán, Eritrea, Guinea Ecuatorial, Hong Kong o la República Democrática del Congo. Walk Free, sin embargo, critica con mayor dureza a estados pudientes en los que esta práctica todavía es habitual, como Qatar, Singapur, Arabia Saudí, Kuwait o Japón; países con medios para combatir la lacra pero que, o prefieren mirar hacia otro lado o incluso se benefician de ella. En proporción al producto interior bruto, el país que más recursos destina a combatir la esclavitud es Filipinas, seguido de Georgia, Brasil, Jamaica, Croacia, Montenegro, Macedonia, Moldavia y Albania. A pesar de disponer de muchos menos recursos, su esfuerzo en este sentido son, según los estudiosos, más que notables.
La investigación hace referencia a los movimientos migratorios que está experimentando Europa en este último año a consecuencia del conflicto en Siria. "La llegada masiva de refugiados ha puesto a prueba las medidas europeas de protección, generando lagunas fácilmente explotables por las redes criminales", señala el estudio. Los autores estiman que 10.000 menores asilados no han sido contabilizados, y que a 5.000 de ellos se les ha perdido la pista en Italia y a 1.000, en Suecia. "Aunque no todos estos niños han sido objeto de tráfico, Europol advierte de que las bandas buscan a estos niños para su explotación sexual, la esclavitud y el trabajo forzoso en la agricultura o las fábricas".