Educación y derechos humanos |
Nancy Flowers, en el Manual de Educación en Derechos Humanos, la define así: "todo aprendizaje que desarrolle el conocimiento, las habilidades y los valores referentes a los derechos humanos". Esta educación conlleva la valorización y comprensión de estos principios por parte del alumno, principios que típicamente presentan problemas para esa sociedad en particular. En el plano nacional, podemos observar enfoques bastante diferentes en el uso de la EDH para abordar problemas muy difundidos en derechos humanos y el desarrollo. En los países en desarrollo, por ejemplo, la EDH a menudo va unida al desarrollo económico y comunitario y los derechos de la mujer. En países que han pasado por regímenes totalitarios o autoritarios, la educación en derechos humanos se asocia comúnmente con el desarrollo de la sociedad civil y de las infraestructuras relacionadas con el estado de derecho y la protección de los derechos del individuo y las minorías. En las democracias más establecidas, a menudo tiene una relación favorable con la estructura del poder nacional, pero va encauzada hacia la reforma en esferas específicas, tales como la reforma penal, los derechos económicos y las cuestiones referentes a refugiados. Parece también que la educación en derechos humanos desempeña actualmente una función especializada en las sociedades que acaban de salir de un conflicto.Estos ejemplos se concentran en los problemas y temas de los derechos humanos en el plano comunitario. La educación en derechos humanos implica una combinación de análisis interno y externo. El aprendizaje de los derechos humanos se concentra necesariamente en el individuo, el conocimiento, los valores y las habilidades pertinentes a la aplicación del sistema de valores de los derechos humanos en las relaciones interpersonales con la familia y los miembros de la comunidad. En el Manual de Educación en Derechos Humanos, Nancy Flowers y otros hablan de algunas de estas destrezas de "desarrollo humano" que permiten reconocer los propios prejuicios, aceptar las diferencias, asumir la responsabilidad de defender los derechos de otros, así como la mediación y la solución de conflictos. Con todo, quienes preparan los programas de educación en derechos humanos deben tomar en cuenta el contexto social, cultural, político y económico y el potencial que tendrá tal educación para la transformación social.
En realidad, esta educación tiene una función compleja y exigente en la defensa de los derechos humanos, el apoyo al desarrollo humano y el fomento de la sociedad civil. Para que la educación en derechos humanos (y el concepto de los derechos humanos), constituya una contribución duradera a la actitud en derechos humanos en nuestros respectivos países, es necesario que comprendamos realmente los distintos modelos de la educación en derechos humanos que se encuentran en práctica y aclaremos su vínculo con las estrategias de cambio social.
El foco de este artículo tiene su origen en la actual proliferación de los programas de educación en derechos humanos y en la impresión de que los pedagogos y los defensores de los derechos humanos (los que dirigen los cursos de capacitación, preparan el material y diseñan los programas) podrían beneficiarse de una reconsideración de la forma en que las estrategias de educación y capacitación pueden contribuir a la transformación social. La EDH es, en definitiva, una actividad destinada a crear una tradición de derechos humanos en nuestras propias comunidades y los programas deben evaluarse según su posibilidad de contribuir a esa meta general.