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Los padres de los alumnos de un colegio de Albox marginan a una niña por creer que tiene sida - Las pruebas médicas a la pequeña, de 4 años, han dado negativo
«El miedo es libre. Yo no lo comparto pero lo comprendo». Desde hace unos días, Antonio Alfonso se siente en el filo de la navaja, según sus propias palabras. Como presidente de la Asociación de Padres de Alumnos (APA) de un colegio, debe acatar las decisiones de la mayoría, aunque él no sea del todo de la misma opinión.El motivo de la discordia es una niña de cuatro años, J.V.B, que el lunes pasado llegó por primera vez al centro escolar. En Albox, su sórdida historia era de todos conocida. Como explica Alfonso en su alfarería, «este pueblo no ha escapado a los males del siglo».
Los padres de J.V.B. eran dos jóvenes toxicómanos. La madre murió en diciembre de sida. Su padre, que padece también la enfermedad, está en prisión por dar muerte a un hermano suyo. El caso fue aireado hasta en los «reality shows».
Pero la niña -morena, regordeta y muy crecida para su edad- no había quedado abandonada a su mala suerte. Su tía se hizo cargo de ella cuando la madre ingresó en un hospital. En diciembre, con un certificado médico en mano que aseguraba que J.V.B. no era seropositiva ni tenía la enfermedad, la inscribió en el colegio público Velázquez de Albox.
Fue llegar la niña después de Reyes y empezar el boicot. De los 80 niños inscritos en las tres aulas de Preescolar, empezaron faltando 47 y luego 54. Las madres de alumnos se habían reunido el lunes. Visitaron primero al director del Centro de Salud, quien dio fe de la veracidad del certificado. Después, pidieron a la tía el original del documento, que se lo mostró gustosa.
A lo que no estaba dispuesta era a repetir las pruebas: no piensa someter a su sobrina a una nueva tensión.
Las mujeres temen que J.V.B. se contagiara entre septiembre y diciembre, después de haberse hecho los análisis. Por eso, han decidido no enviar al colegio a sus hijos y han pedido al delegado de Educación en Almería pruebas actualizadas, con la velada amenaza de una masiva deserción.
«No es que desconfíen, es para mayor tranquilidad», justifica Antonio Alfonso. «Yo soy alfarero y respondo de mis cacharros. Además, creo en lo que me dicen los médicos». Reconoce que si la niña fuera seropositiva, el colegio tendría que admitirla igual.
Lo que más echa en falta es información, aunque ya se la han ofrecido los Comités Antisida de Madrid y Barcelona a la dirección del colegio Velázquez. Así, sabrían que la probabilidad de contagio niño-niño es una entre un millón y que hasta ahora sólo existe en el mundo un caso documentado.
«Han puesto a nuestra disposición folletos informativos y personal especializado para que hable con las madres», explican José Granados-Lorca, secretario del centro, y Encarnación Serrano, jefa de estudios.
Ellos no quieren traicionar a quienes siguen enviando a sus hijos al centro, padres que califican la marginación de la niña como «una muestra de ignorancia y una injusticia». El director, Francisco González, afirma que él no puede obligar a los padres a que manden a sus hijos al colegio pero tampoco puede exigir a la tía un nuevo certificado. Y de la la misma opinión es el delegado de Educación en Almería, Diego Ecija.