Me acuerdo de cómo la noche antes del ataque
charlábamos los cinco (teníamos nuestra fuente):
"Mañana iremos a por ellos, chicos, vamos a darles.
Somos la primera maldita oleada, ¡mal asunto!"
"Ah, bueno -dice Jimmy (que ya ha visto alguna escabechina)-.
No nos pueden pasar más que cinco cosas:
que nos maten; o bien una herida (leve o grave);
o que te cojan; o nada (salvo sentir flojera)."A uno le dio una bomba y quedó hecho pedazos.
Otro fue herido y se quedó así, sin piernas.
Y un tercero, para hablar como los hipócritas,
tuvo la desgracia de que lo tomaran por un Fritz.
Y ahora yo: ni un rasguño, gracias a Dios
(aunque la próxima vez, le agradeceré que me mande a casa).Pero el pobre Jim no está ni vivo ni muerto.
Calculó que tenía cinco posibilidades, y las tuvo:
Está herido, muerto, preso, el lote entero.
Le tocaron todas en una sola: Jim se ha vuelto loco.(Septiembre 1917)