Ay,
venga, paloma, venga
y cuénteme
usted su pena.
-Pasar
he visto a dos hombres
armados
y con banderas;
el uno
en caballo moro,
el otro
en potranca negra.
Dejaran
casa y mujer,
partieran
a lueñes tierras;
el odio
los acompaña,
la muerte
en las manos llevan.
¿A
dónde vais?, pregúnteles,
y ambos
a dos respondieran:
Vamos
andando, paloma,
andando
para la guerra.
Así
dicen, y después
con
ocho pezuñas vuelan,
vestidos
de polvo y sol,
armados
y con banderas,
el uno
en caballo moro,
el otro
en potranca negra.
Ay,
venga, paloma, venga
y cuénteme
usted su pena.
-Pasar
he visto a dos viudas
como
jamás antes viera,
pues
que de una misma lágrima
estatuas
parecen hechas.
¿A
dónde vais, mis señoras?,
pregunté
a las dos al verlas.
Vamos
por nuestros maridos,
paloma,
me respondieran.
De su
partida y llegada
tenemos
amargas nuevas;
tendidos
están, y muertos,
muertos
los dos en la hierba,
gusanos
ya sobre el vientre
y buitres
en la cabeza,
sin
fuego las armas mudas
y sin
aire las banderas;
se espantó
el caballo moro,
huyó
la potranca negra.
Ay,
venga, paloma, venga
y cuénteme
usted su pena.