El poema es un arma de dos filos. Uno suave y el otro como un grito cortante como un rayo incisivo. ¡Ah poeta dulcísimo! No olvides esta parte del poema. El castigo es morir por la espalda degollado por el segundo filo.
¡Ah poeta dulcísimo!
No olvides esta parte del poema. El castigo es morir por la espalda degollado por el segundo filo.