Apodérate de la noche,
pajarraco de mala entraña,
y apodérate de los cuerpos
indefensos bajo las sábanas.
Ven y hunde, destroza y quema;
salgan cunas por las ventanas,
rueden ancianos impedidos
entre cascotes, hasta la calzada.
En la negrura de la noche
esconde tu proeza de infamia,
desarticula hogares tibios,
desmembra familias de un alma.
Toda la fuerza es tuya, tienes
un pueblo dormido y sin balas.
Ensáñate, que nadie te ve;
la noche sin luna te ampara.