Como actores del Método en el Actors Estudio
que interpretan sin tacha su papel principal;
dóciles a la luz, al decorado,
al director del vídeo, al doblaje.
Parece una función, una mentira
que ladra pero es broma o fiel ensayo
de tesis y vanguardia sobre cuerpos desnudos.Pero no. Los colmillos relucen verdaderos.
Las órdenes de acción las gritan otros
-el imperio del dólar derrocha en uniformes-,
pero el animal cumple su trabajo.
Entrenado en la sangre y en el odio,
finge el rol de verdugo y da miedo de veras.Tal vez soñaron recoger un Oscar
y se han quedado en esto: secundarios
de tercera y películas de doble estercolero.
Iguales que los perros de los nazis.
Como fieras muy tristes que se saben marcadas.