En mi pueblo, sin pretensión,
tengo mala reputación,
haga lo que haga es igual,
todo lo consideran mal.
Yo no pienso, pues, hacer ningún daño
queriendo vivir fuera del rebaño,
no, a la gente no le gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos, todos me miran mal,
salvo los ciegos,
es natural.Cuando la fiesta nacional
yo me quedo en la cama, igual
que la música militar
nunca me supo levantar;
en el mundo pues no hay mayor pecado
que el de no seguir al abanderado,
no, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos me señalan con el dedo,
salvo los mancos,
quiero y no puedo.Si en la calle corre un ladrón
y a la zaga va un ricachón,
zancadilla pongo al señor
y he aplastado el perseguidor.
Eso sí que es, señor, una lata,
siempre tengo yo que meter la pata.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos tras de mi a correr,
salvo los cojos,
es de creer.