La noche se desgarra
a golpes de culata.
Extrañeza de pasos irreales.
Ciudad en vela.
O tal vez en el campo
y un moscardón se obstina
contra vidrios herméticos.
Pero el campo no existe.
Hay una fuerza oculta
empeñada en destruir
lo armonioso y lo puro.Que nadie abra las puertas
ni las cierre tampoco.Un gesto puede
ser fatal e irrevocable.¡Que nadie haga nada!
¡Que nada haga nadie!