He entrado por vosotros.
Porque estaba oscuro
y os empapaba la humedad,
y hacía frío,
cuando trabajabais aquí
siendo esclavos.
Porque tardabais días,
a veces semanas,
en ver el sol.
Porque moríais sin consuelo.
He entrado por compasión y por rabia.
Porque muchos malviven
y mueren hoy
como vosotros. Todavía.