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Los derechos humanos. Teorías y definiciones |
En si misma, la enunciación de los derechos humanos no hace ni más libre ni menos indigente a nadie, por la misma razón que colgar un mapa en la pared no es lo mismo que empezar a viajar. La culpa no es del mapa, desde luego, sin el cuál la probabilidad del viaje se haría mucho menor. El desaliento ante las dificultades para garantizar los derechos humanos proviene de diversas causas. Una de ellas es considerar "derecho fundamental" cualquier deseable proyecto político en lugar de reservar el nombre a los básicos requisitos de la convivencia civilizada. Hay Estados que no pueden asegurar el empleo de todos sus ciudadanos salvo convertirlos en funcionarios perpetuos, o que sólo pueden alcanzar una sanidad pública muy deficiente: pero no hay Estado, por pobre que sea, que no pueda conceder derechos civiles a sus miembros, un juicio con garantías a sus detenidos, que no pueda combatir la tortura o abolir la pena de muerte. Convendría distinguir entre los derechos inaplazables, porque están al alcance de todos y sólo la tiranía puede escatimarlos, y aquellos objetivos políticos que es muy digno apetecer pero que quizá aquí y ahora no logren darse en todas partes. Distinción interesante porque está de sobra visto que los segundos jamás se obtienen realmente sin tomarse en serio los primeros.