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Propuestas basadas en la expresión corporal y la dramatización
El litigio


Información general sobre las propuestas de este apartado sobre expresión corporal y dramatización.
Descripción
Simulación de un conflicto en una pequeña comunidad y su intento de resolución a partir sólo de las gestiones de los protagonistas.

Área
Tutoría, filosofía, teatro.

Edad
A partir de 12 años.

Duración
60 minutos.

Derecho relacionado
El contenido de la Declaración sobre una Cultura de Paz. Especialmente, los siguientes puntos del artículo 3:

El pleno desarrollo de una cultura de paz está completamente vinculado a:
a) La promoción de la solución pacífica de los conflictos, el respeto y el entendimiento mutuo y la cooperación internacional;
c) la promoción de la democracia, el desarrollo de los derechos humanos y las libertades fundamentales y su respeto y cumplimiento universal;
d) la posibilidad que todas las personas a todos los niveles desarrollen aptitudes para el diálogo, la negociación, la formación de consenso y la solución pacífica de conflictos;
e) el fortalecimiento de las instituciones democráticas y la garantía de la plena participación en el proceso del desarrollo;

>> documentos de las Naciones Unidas en formato HTML y PDF.

Objetivos
Aprender a resolver los conflictos dialogando.
Situar a los alumnos/as en una circunstancia en la que tienen que desarrollar recursos y estrategias.
Motivar a los alumnos/as hacia el respeto y potenciación de los derechos humanos en su entorno y en la sociedad en general.

Preparación por parte del profesorado
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Material o soporte
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Metodología
Explicar que hay diferentes tipos de conflictos y maneras de resolverlos. Anexo.
Proponer un caso, o escogerlo con ayuda del alumnado, sobre el que se trabajará. El caso puede ser ficticio o real, lo importante es que esté bien descrito, con la información y los detalles necesarios para poder trabajarlo (por ejemplo, se puede plantear un desacuerdo dentro de una comunidad de vecinos, ya sea por la utilización del vestíbulo o la terraza, la limpieza de la escalera, el pago de los gastos comunitarios, etc.).
Organizar la clase como si fuera la comunidad (por ejemplo un pueblo) en la que existe el conflicto: hay dos partes enfrentadas.
Los "litigantes" (de dos a cuatro alumnos) se colocan en el centro, y cerca de ellos sus respectivos "amigos y parientes".
El resto de la clase se sitúa en círculo alrededor, como si fueran los "habitantes del pueblo": hacen de público y no pueden participar directamente en el litigio o intento de conciliación.
Entre los litigantes se sitúa un "moderador", para asegurar el respeto al turno de palabra y evitar peleas.
Hay que nombrar también a uno o más "hombres sabios" (o "mujeres sabias"), que se sitúan fuera del círculo y que no intervienen si no se les pide directamente: los litigantes y sus amigos y parientes sólo se pueden dirigir a ellos cuando quieren una opinión externa.

Tiempo destinado al litigio, 30 minutos:
Los litigantes tendrán que exponer sus quejas o reivindicaciones por turnos, permitiendo que los otros también expliquen su versión de los hechos, su punto de vista. El debate tiene que continuar hasta que se llegue, si es que se puede, a un acuerdo final, un pacto.
La actividad puede acabar de diferentes maneras:

--Satisfactoriamente, llegando a un acuerdo.
--Sin llegar a ningún acuerdo, por la incapacidad de una de les partes, o de las dos, de reconocer la parte de razón de los otros o los propios errores.

Puede pasar también que el litigio se haya enfocado mal, buscando "un culpable" que al final no se ha identificado, por la sencilla razón "que no había culpable", ya que lo que había pasado era que sencillamente se había producido un malentendido o había habido falta de comunicación (en este caso la actividad puede acabar satisfactoriamente, reconociendo el hecho, o insatisfactoriamente, sin reconocerlo alguna de las partes).

Evaluación
Se hace con la participación de todo el alumnado, tanto los que han representado el juicio como los que han hecho de habitantes del pueblo. Analizar conjuntamente cómo ha funcionado el proceso:

-¿Se ha llegado a un acuerdo final? Si no se ha conseguido, ¿cuáles han sido las causas?
-Las partes, ¿se han escuchado?
-¿Se han esforzado en comprender a la parte contraria?
-¿Se ha sabido ceder, o sólo se ha exigido?
-¿Ha costado llegar al acuerdo final?
-El acuerdo final, ¿se considera beneficioso para ambas partes?
-¿Se considera adecuado este sistema de resolución de conflictos?
-Los alumnos que han hecho de "'habitantes del pueblo" ¿hubieran querido intervenir en algún momento?
-¿Se ha cometido alguna injusticia?
-¿Se habría resuelto mejor el conflicto a través de un juicio formal, con abogados, fiscal y juez?

Analizar también la capacidad de representación.

Continuidad o relación con otras actividades
Todas las actividades de este apartado de la Guía.

Elaboración del material
Grup d'educació, Amnistia Internacional Catalunya. A partir de la actividad "Tipos de tribunales", del libro "ABC: La enseñanza de los Derechos Humanos" (Naciones Unidas, Alto Comisionado para los Derechos Humanos, 2004).

Anexo. Tipos de conflictos y maneras de resolverlos
Cuando hay desacuerdos entre personas o entre colectivos los procedimientos judiciales son el último recurso como medio para resolver las discrepancias. En muchas ocasiones, afortunadamente, no es necesario llegar a ellos, ya que hay otros medios que permiten evitarlo.

Por ejemplo, un par de situaciones habituales son las siguientes:

-Una pareja que se quiere separar intentan ponerse de acuerdo en lo que respecta a las condiciones de separación. Si saben gestionar bien sus discrepancias y llegar a un acuerdo, no tienen por qué llegar a un juicio y que sea entonces una tercera persona, el juez, quien decida las condiciones.
-Un trabajador despedido puede llegar a juicio si no está de acuerdo con el hecho de haber sido despedido, o con las condiciones o compensaciones del despido, ya sea porque la empresa se ha negado a dialogar o porque durante el diálogo no se han puesto de acuerdo.

Por otra parte, al acuerdo dialogado se puede llegar de distintas maneras:

-A partir sólo de la intervención de los afectados.
-Con la ayuda de otras personas o colectivos que intenten favorecer el acuerdo. Las mediaciones, los arbitrajes, los jueces de paz en los núcleos urbanos pequeños, la intervención de familiares o amistades, etc. son alternativas que en muchos casos pueden ser muy efectivas.

No obstante, la resolución de los conflictos sin recurrir al sistema judicial no es siempre garantía de equidad y verdadera justicia, ya que también se puede dar el caso que se produzcan presiones durante los intentos de llegar a acuerdos que obliguen a una parte a aceptar una resolución que en el fondo considera injusta. Un ejemplo de este tipo puede ser la forma de resolver los conflictos de algunas colectividades, condicionadas por costumbres atávicas a veces muy poco respetuosas con los derechos de las personas (por ejemplo, los casos relacionados con la condición y la libertad de la mujer en algunos países islámicos). En estas situaciones, lo que hay que hacer es reclamar un nivel de justicia superior que permita evitar la discriminación comunitaria tradicional.

Pero al margen de estos casos, el recurso al diálogo, a les mediaciones, a los arbitrajes más o menos formales, etc. (en el ámbito familiar, escolar, vecinal, municipal...) son herramientas que siempre se tendrían que tener presentes como primera opción a la hora de intentar resolver un conflicto, ya que la experiencia demuestra que pueden ser herramientas muy efectivas, además de rápidas, ágiles y menos costosas.