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Convención sobre los Derechos del Niño/a


La noción de derechos especiales para la infancia
La noción de derechos especiales para la infancia se basa en el reconocimiento universal de que los niños, debido a su inmadurez física y emocional, dependen de su familia y de su comunidad y, en términos más generales, de las estructuras adultas de poder político y económico, para su bienestar.

Existe una serie de instrumentos internacionales que codifican las protecciones y derechos de que han de gozar los niños:

--Declaración Universal de los Derechos del Niño.
--Convención sobre los Derechos del Niño.
--Declaración sobre los principios sociales y jurídicos relativos a la protección y el bienestar de los niños.
Los encontraréis en la página Documentos de las Naciones Unidas.

Uno de los principios rectores de la Convención sobre los derechos del Niño es que el interés superior del niño debe ser la consideración primordial a la que siempre hay que atenerse en todas las decisiones o procedimientos que conciernan a los niños.

Entendemos por "principio de interés superior de los niños" aquel conjunto de acciones y procesos orientados a garantizarles un desarrollo integral y una vida digna, así como las condiciones materiales y afectivas que les permitan vivir plenamente y alcanzar el máximo bienestar posible.

Serian funciones de este interés superior:
--Favorecer que las interpretaciones jurídicas reconozcan el carácter integral de los derechos de los niños.
--Presionar para que las políticas públicas den prioridad a los derechos de los niños.
–Permitir que los intereses de los niños prevalezcan sobre otros intereses, sobre todo si entran en conflicto con aquellos.

Por tanto, el interés superior de los niños implica que las sociedades y los gobiernos tienen que hacer todos los esfuerzos posibles para construir las condiciones necesarias a fin de que los niños puedan vivir y desplegar sus potencialidades. Esto quiere decir que, independientemente de las coyunturas políticas, sociales y económicas, se tienen que asignar los recursos necesarios para garantizar este desarrollo.

Por otra parte, esta noción de interés superior de los niños se sustenta también en el hecho que el desarrollo de las sociedades depende fundamentalmente de la formación de los niños. Así, desde esta perspectiva, esta prioridad no sería un producto de la bondad de la sociedad adulta o de los sistemas de gobierno, sino que sería un elemento básico para la preservación y mejora de la humanidad.



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