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Convención sobre los Derechos del Niño/a


La mayoría de edad penal
Por lo general, la edad de la responsabilidad penal no se corresponde con la mayoría de edad civil, y suele ser la edad a partir de la cual se supone que un niño distingue el bien del mal, comprende las consecuencias de sus actos y tiene la suficiente madurez emocional e intelectual como para comprender y participar en vistas judiciales, juicios u otros procedimientos dentro del apropiado marco de justicia de menores.

Amnistía Internacional no toma ninguna posición sobre cuál debería ser la edad mínima para la responsabilidad penal, y tampoco lo hace la Convención del Niño, aunque las Reglas de Beijing de la ONU recomiendan que "su comienzo no deberá fijarse a una edad demasiado temprana habida cuenta de las circunstancias que acompañan a la madurez emocional, mental e intelectual". La mayoría de edad penal varía según los países e incluso dentro de un mismo país. En algunos de ellos, la mayoría de edad civil y la mayoría de edad penal están vinculadas a la pubertad, y a menudo es diferente para niños y niñas. Pero aunque la mayor parte de los Estados establece la mayoría de edad penal por debajo de los 18 años, los afectados siguen siendo considerados niños y, como tales, titulares de los derechos consagrados en la Convención del Niño que rigen el trato que han de darles las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley y las autoridades judiciales.

En ciertos países, las edades fijadas para ser titular de derechos y responsabilidades propias del adulto varían mucho. En Estados Unidos, por ejemplo, donde se considera que a los 18 años una persona es bastante responsable para votar, que a los 17 puede incorporarse al ejército, que a los 16 puede casarse o ser condenada a muerte, y que a los 12 puede trabajar jornadas de 14 horas al día en el campo, sólo se permite comprar vino o cerveza a los mayores de 21 años.

Es obvio que no existe una edad común a la que todos hacen la transición de niño a adulto, pero a los 18 años es el punto de referencia más reconocido. Es una edad en la que cabe considerar que la inmensa mayoría de los adolescentes son ya adultos jóvenes. A los 18 años, la mayor parte de los jóvenes habrán terminado su educación reglada (los que hayan tenido la suerte de recibirla) y podrán reconocer y cumplir las obligaciones y responsabilidades sociales que se le exigen a un miembro adulto de la sociedad civil. Casi todos habrán alcanzado cierto grado de desarrollo emocional y físico y serán plenamente capaces de tomar y poner en práctica decisiones por sí mismos.



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