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Historia de los Derechos Humanos

Nuevos mundos, colonialismo


Ya se ha dicho que los orígenes de los derechos humanos se pueden rastrear en los distintos continentes, culturas y épocas, no son patrimonio de la cultura occidental. Estos orígenes también se encuentran en las culturas precolombinas:
"Empezaban a enseñarles: como han de vivir, como han de respetar a las personas, como se han de entregar a aquello que es conveniente y recto, y huir con fuerza de la maldad, la perversión y la codicia."
Tradición azteca. Siglo XV. México.
"No hay hombre en el mundo que no tenga necesidad de comer y beber."
Tradición nahuantl. México
En 1492 se produce el llamado descubrimiento de América, un hecho que alteró radicalmente el curso de la historia, tanto en el caso de los pueblos colonizados como en el de los colonizadores. Su misma denominación ya es sintomática de la visión de los colonizadores y de la consiguiente política intrusiva que se desarrollará a partir de entonces desde Europa. De hecho, la llegada de Colón a las islas del Caribe sería más adecuado llamarla el inicio de la conquista o invasión del continente americano, incorporando así el componente conflictivo y violento que tuvo el encuentro de los dos mundos.
"Señor, porque sé que habréis placer de la gran victoria que Nuestro Señor me ha dado en mi viaje, vos escribo ésta, por la cual sabréis como en 33 días pasé de las islas de Canaria a las Indias con la armada que los ilustrísimos rey y reina nuestros señores me dieron, donde yo hallé muy muchas islas pobladas con gente sin número; y de ellas todas he tomado posesión por Sus Altezas con pregón y bandera real extendida, y no me fue contradicho."
Inicio de la carta de Colón a los Reyes de España anunciando el descubrimiento
www.ensayistas.org/antologia/XV/colon (2007)
La justificación del derecho a la colonización del continente americano que se autootorgaron los reyes de España está perfectamente expuesta en el "Requerimiento", un documento elaborado durante el reinado de los Reyes Católicos. Estaba destinado a leerlo a los nativos con los que se establecía contacto, conminándoles a someterse, y avisándoles que en caso contrario serían tratados violentamente y reducidos a la esclavitud:
"Uno de los Pontífices pasados (...) hizo donación de estas islas y tierra firme del mar Océano a los dichos Rey y Reina y sus sucesores en estos reinos, con todo lo que en ella hay, según se contiene en ciertas escrituras que sobre ello pasaron, según se ha dicho, que podréis ver si quisieseis. Así que Sus Majestades son reyes y señores de estas islas y tierra firme por virtud de la dicha donación (...) Por ende, como mejor podemos, os rogamos y requerimos que entendáis bien esto que os hemos dicho (...) Si así lo hicieseis, haréis bien (...) Y si así no lo hicieseis o en ello maliciosamente pusieseis dilación, os certifico que con la ayuda de Dios nosotros entraremos poderosamente contra vosotros, y os haremos guerra por todas las partes y maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y de Sus Majestades, y tomaremos vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos, y como tales los venderemos y dispondremos de ellos como Sus Majestades mandaren, y os tomaremos vuestros bienes, y os haremos todos los males y daños que pudiéramos, como a vasallos que no obedecen ni quieren recibir a su señor y le resisten y contradicen; y protestamos que las muertes y daños que de ello se siguiesen sea a vuestra culpa y no de Sus Majestades, ni nuestra, ni de estos caballeros que con nosotros vienen."
www.ciudadseva.com/textos/otros/requeri.htm (2010)
Desde el punto de vista de los colonizadores la argumentación era impecable. Se les sometía siguiendo la voluntad del único dios verdadero, expresada a través del otorgamiento de aquellas tierras por el Papa a los reyes de España y ejecutada en su nombre por sus representantes, las tropas y los predicadores.

Los grandes abusos que se cometieron, el genocidio y la explotación de las poblaciónes indígenas que se llevó a cabo, en ocasiones también movieron a la reflexión sobre aquellos aspectos más inadmisibles de la política colonialista. Por ejemplo, por parte de la Iglesia, que en esta época tenía no sólo un gran poder religioso, sino también político, estas contradicciones se reflejaron bendiciendo por un lado las conquistas (en la medida que contribuían a la difusión del cristianismo), pero promoviendo  al mismo tiempo un relativo respeto hacia los derechos de los habitantes nativos de los nuevos continentes. Las Leyes de Indias de la Corona Española, o a título individual religiosos como Bartolomé de las Casas, reflejarán también esta postura protectora de la Iglesia:

"De todos los hombres y de cada uno de ellos es una no más la definición, y ésta es que son racionales; todos tienen su entendimiento y su voluntad y su libre albedrío como sean formados a la imagen y semejanza de Dios."
Fray Bartolomé de las Casas (1484-1566). Apologética Historia Sumaria
La llamada Escuela de Salamanca (y de forma especial su iniciador, Francisco de Vitoria)  jugó un papel determinante en esta labor de sensibilización. Frente a la concepción predominante en España y Europa de los indios de América como infantiles o incapaces, la Escuela de Salamanca les reconoció sus derechos, como el de igualdad o de libertad y, en consecuencia, también el derecho a la propiedad de sus tierras o el de rechazar la conversión por la fuerza. Francisco de Vitoria fue todavía más lejos, fue el primero que se atrevía a negar que las Bulas de Donación de Alejandro VI fuesen un título válido de dominio de las tierras descubiertas.
"Por donación de la Santa Sede Apostólica y otros justos y legítimos títulos, somos señor de las Indias Occidentales, Islas y Tierra firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir y están incorporadas en nuestra real corona de Castilla."
Leyes de Indias (1519, 1520, 1523, 1547, 1563, 1680).

"1. Los indios bárbaros antes de que los españoles llegasen a ellos eran los verdaderos dueños en lo público y privado. 2. El emperador no es señor de todo el mundo. 3. El emperador, aunque fuese dueño del mundo, no por ello podría ocupar las provincias de los bárbaros, establecer nuevos señores, deponer a los antiguos y cobrar tributos. 4. El papa no es señor civil o temporal de todo el orbe, hablando con propiedad de dominio y potestad civil. 5. El sumo pontífice, aunque tuviera potestad secular en el mundo, no podría darla a los príncipes seculares. 6. El papa tiene potestad temporal en orden a las cosas espirituales. 7. El papa no tiene ninguna potestad temporal sobre los bárbaros indios ni sobre otros infieles. 8. A los bárbaros, si no quieren reconocer dominio alguno del papa, no por eso se les puede hacer guerra ni ocupar sus bienes."
Francisco de Vitoria. Relectio prior de Indiis recenter inventis (1557).
Textos reproducidos en "Textos fundamentales para la historia", Alianza Editorial, Madrid, 1978.

Si la intervención europea en la América central y del sur tuvo graves efectos sobre la población indígena, ya fuera a causa de las servidumbres o de las transmisiones de enfermedades (además de las muertes violentas que se produjeron durante la conquista, o las posteriores con el fin de aplacar las revueltas), en América del Norte los efectos fueron todavía más devastadores, produciéndose un genocidio que afectó a la mayoría de las poblaciones indígenas, al mismo tiempo que se recluía a los pocos supervivientes en reservas.
"La tierra es madre de todos, y todos debían tener sobre ella derechos iguales. Creer que un hombre que ha nacido libre pueda sentirse feliz cuando se lo encierra y se le quita la libertad de ir donde le parezca es esperar que los ríos puedan ir contra la corriente. Si se encierra a un indio en un territorio reducido y se lo obliga a quedarse allí, no será feliz y no podrá conocer ni adelanto ni prosperidad. Cuando pienso en las condiciones en que vivimos, se me cae el alma a los pies."
Joseph "Nariz Perforada". S. XIX.
"Vayamos a donde vayamos, escucharemos los pasos que se acercan del destructor. Como el pequeño ciervo herido que oye los pasos que se acercan del cazador. Dentro de unas lunas, de unos inviernos, ninguna de las poderosas tribus que un día llenaron esta ancha tierra o que ahora andan errabundas de un lugar a otro quedará para llorar sobre las tumbas de un pueblo que un día fue poderoso y lleno de esperanza."
Seattle, jefe de los dwamish. Discurso hecho durante las negociaciones previas del Tratado de Port Elliot (1853). Reproducido en "Som tots una mateixa família"; editado por OSMI, Barcelona, 1991
En el siglo XIX, los europeos, que en África hasta entonces se habían limitado principalmente a comerciar en las zonas costeras, empezaron la colonización a gran escala del continente, reservándose cada país sus zonas de influencia. Todos los continentes sufrieron el empuje expansionista y colonialista europeo, también Asia, Oceanía y las islas del Pacífico.
"Corrompemos su moral y les inculcamos necesidades y enfermedades que no habían tenido nunca y que sólo sirven para privarlos de la felicidad de la que ellos y sus antepasados habían gozado. A menudo pienso que habrían agradecido que no los hubiéramos encontrado nunca."
Anotación del diario del capitán Cook al visitar Tahití el 1769, dos años después de la primera llegada de europeos a la isla. Citado por Oliver Sacks, L'illa dels cecs al color, Empúries, Barcelona, 2000.
Las colonizaciones se amparaban a menudo en el concepto de "terra nullius" (tierra de nadie), utilizado por los colonizadores para reclamar los territorios de las colonias como tierras no ocupadas y que, por tanto, el Estado "descubridor" podía ocupar "legalmente". En el caso de Australia, no fue hasta el año 1992 que la Corte Suprema del país (caso  Mabo v Queensland) estableció la anulación del concepto de terra nullius, vigente desde el comienzo de la colonización británica (Australia fue avistada por primera vez a principios del siglo XVII por navegantes neerlandeses, pero su colonización no empezó hasta finales del siglo XVIII).

Desde el inicio de la colonización australiana, la población indígena se redujo progresivamente, a causa del obligado reasentamiento que sufrió debido al avance de los colonizadores, a las enfermedades infecciosas que estos introdujeron y a la desintegración cultural y familiar causada por la separación forzada de los niños aborígenes de sus familias, con el objetivo de integrarlos en la nueva sociedad.

"Desde 1910 hasta poco después de 1970, muchos niños aborígenes fueron sustraídos a sus familias para educarlos fuera de su cultura, desarraigarlos con la excusa de "protegerlos" y diluir su identidad por motivos racistas. Los críos eran literalmente arrancados de los brazos de sus madres por cuadrillas de funcionarios, que los asignaban a familias blancas, o a misioneros anglicanos, católicos o metodistas. Así fueron arrebatados a los suyos unos 50.000 niños aborígenes. (...) Se calcula que, cuando la primera flota británica atracó en 1788 en la actual Sydney con su carga de presos - así arrancó la colonización-, había en Australia 750.000 aborígenes. Fueron diezmados por la enfermedad, el expolio y los desplazamientos forzosos traídos por los blancos. En 1901, al independizarse Australia, había 93.000 indígenas, y los descendientes de europeos eran ya 3,8 millones.
María-Paz López. El sueño roto de los aborígenes. La Vanguardia, 16-7-2008
De hecho, las colonizaciones promovidas por los estados europeos a partir del siglo XV son la continuación natural de los expansionismos anteriores de las potencias dominantes en cada momento. Un expansionismo que de forma recurrente es la época histórica que cada cultura califica como su mayor época de esplendor: se mitifican las características de esta época, y se enaltece la superioridad entonces alcanzada (afianzada sobre un poderío militar utilizado para el sometimiento de los pueblos invadidos, justificando genocidios, agresiones y sometimientos ya sea en base a motivos religiosos, culturales, políticos o económicos, o a una amalgama de todos ellos).

No será hasta el siglo XX, tras la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que las Naciones Unidas irán desarrollando documentos que nieguen legitimidad a las políticas colonialistas, cuestionando por primera vez de forma rotunda el derecho de las naciones a someter a otros pueblos o naciones.

"La sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una denegación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperación mundiales."
Artículo 1. Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales. Naciones Unidas, 1960

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