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La policía secreta de Alemania del Este tenía orden de disparar a los fugitivos
Juan Gómez.
El País, 13-8-2007
Un documento de los archivos de la Stasi reaviva el debate sobre la represión comunista
La Stasi, la policía secreta de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), tenía licencia para disparar a matar a todo aquel que intentara huir del país, aunque se tratara de mujeres y niños. La orden escrita ha sido hallada en los archivos de la Stasi en Magdeburgo. La difusión del documento, que coincide con el 46 aniversario, hoy, del inicio la construcción del muro de Berlín, ha causado en Alemania un debate sobre el esclarecimiento de responsabilidades en el aparato represor en la RDA desde su fundación, en 1949, hasta 1990.

El texto mecanografiado data del 1 de octubre de 1973 y está dirigido a una unidad especial infiltrada en las brigadas fronterizas. "No vacilen en el uso del arma de fuego, aun en el caso de que mujeres o niños participen en la violación de la frontera". La orden recuerda a los miembros de esa unidad su "deber" de responder "a la astucia" de los desertores mediante "la detención" o "liquidación".

Los dirigentes de la RDA habían negado siempre la existencia de una "orden de disparar" a los fugitivos. El documento prueba lo contrario. Su contenido se había incluido en un libro especializado, publicado hace diez años, que había pasado completamente inadvertido. De ahí que hasta ayer mismo se creyera que se trataba de un texto inédito.

El director de los archivos de la Stasi en Magdeburgo, Jörg Stoye, explicó ayer a este periódico que "hace diez años no se enteró nadie de la publicación". Tampoco Stoye, que entregó la pasada semana el texto a un periódico local. El diario lo publicó el pasado viernes y ayer ocupaba numerosas portadas. Se hablaba el fin de semana de que el papel deja fuera de duda que el Estado fue el responsable de las muertes en la frontera. Sin embargo, el contenido del texto es más limitado.

La orden, escrita en un folio sin rúbrica, no es general, sino que está destinada a los agentes secretos infiltrados en las unidades militares de la frontera. Aquellos espías pasaban unos meses destacados en puestos fronterizos, haciendo creer a los otros que eran reservistas de apoyo. Según Stoye, la labor principal de estos miembros de la Stasi, que formaron un comando especial hasta su disolución en los ochenta, fue "evitar deserciones en las filas del Ejército". También, a todas luces, se esperaba de ellos una labor ejemplarizante mediante actuaciones más duras que las que se pedía a los soldados, cuyas órdenes, según Stoye, "no eran tan explícitas". La política de fronteras que aplicó el régimen del Partido Socialista Unificado (SED) no ha sido nunca un secreto. El muro de Berlín, que empezó a construirse el 13 de agosto de 1961 fue, hasta su caída en noviembre de 1989, el principal símbolo de la guerra fría y también de la falta de libertades civiles bajo el partido único. No se sabe con exactitud cuántas personas murieron intentado cruzar la frontera hacia la República Federal de Alemania. La fiscalía berlinesa ha iniciado procesos por 270 muertos, pero los responsables del Museo del muro de Berlín elevan las víctimas a 1.200.

El documento ha desatado el debate sobre la necesidad de exigir responsabilidades a los gobernantes de la etapa comunista. En opinión de Marianne Birthler, responsable del equipo que supervisa el archivo de la Stasi, la difusión del texto pone contra las cuerdas a los ex líderes de la RDA. "La orden es la más explícita y clara que hemos visto hasta ahora".

Hubertus Knabe, director de una organización que representa a las víctimas de la policía secreta comunista, instó ayer a la fiscalía a abrir una investigación. El documento, en su opinión, es una "licencia para matar" y podría interpretarse como una "incitación al asesinato".

Los juicios a ex guardias fronterizos que dispararon contra fugitivos han generado una gran controversia en Alemania desde la reunificación, en 1990. Muchos de los acusados han esgrimido en su defensa que los actos perpetrados no constituían un delito bajo las leyes de Alemania del Este.