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Save the Children pide más atención para las víctimas infantiles de malos tratos
Josep Playà.
La Vanguardia, 18-11-2005
Para atajar la violencia contra la mujer se han dictado normas, se han elaborado planes de ayuda y se han realizado numerosos estudios, pero en todo ese drama hay unos olvidados, los hijos de esas mujeres. Esos niños y niñas que en muchos casos han visto con sus propios ojos escenas de violencia en su familia, que han sido testigos mudos de esas situaciones y que como mucho han sido llamados a declarar porque su presencia es un agravante para la pena contra los agresores.

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Entre los efectos de la violencia doméstica sobre los niños destacan los problemas de socialización e integración, los síntomas de estrés, las conductas regresivas, los síntomas depresivos y las alteraciones del desarrollo afectivo. Otro efecto colateral sería la parentalización de los niños, es decir, que asumen roles parentales y protectores de la madre que no les corresponden por su edad.

Estos hijos que han vivido situaciones de violencia se encuentran con desventajas insuperables. Por un lado, los mayores de 12 años no pueden acceder a las casas de acogida. Y tampoco existen servicios adecuados para sus necesidades en los pisos diseñados para atender a mujeres protegidas. Es más, según el informe, en los casos de violencia doméstica no siempre se notifica a Protección de Menores ni a la fiscalía la situación de esos pequeños involucrados, con excepción de que hayan resultado con lesiones físicas.

Entre las recomendaciones que realiza Save the Children destaca la necesidad de promover programas de tratamiento terapéutico para las mujeres y niños, así como para los agresores. Otro objetivo es la no separación de los hijos de la madre. Precisamente, para los niños que están en residencias se pide que puedan contar también con educadores de ambos sexos ya que habitualmente sólo hay personal femenino. También solicitan espacios y recursos específicos para la atención de niños en las sedes policiales y judiciales.

El informe no pretende evaluar la vivencia de la violencia de género entre los menores, sino la valoración de la atención que han recibido a partir de que sus madres han puesto en conocimiento del sistema de protección su situación. De ahí también que entre las recomendaciones se incluya la petición de suspender de forma sistemática y temporal las visitas de los hijos a los padres cuando éstos hayan sido denunciados por situaciones de violencia doméstica y existan indicios de comisión de hechos delictivos.