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"Estoy seguro de que encontraré a mis padres"
Enrique Vila Torres
. Entrevistado por Víctor M. Amela en La Vanguardia, 12-10-2012
Tengo 47 años. Nací en la Casa Cuna Santa Isabel de Valencia. Vivo en Valencia. Soy abogado, especialista en filiación. Separado, con dos hijas de 13 y 14 años. Soy liberal y ateo. A los 23 años supe que era hijo adoptado. Unos 300. 000 españoles no son hijos de quienes creen

Cuál es su especialidad?
Ayudo a personas adoptadas que quieren conocer la identidad de sus padres biológicos y localizarlos.

Quién sabe dónde...
El programa de Lobatón destapó un problema tan extendido como oculto. También ayudo a madres que sospechan que su bebé, dado por muerto al nacer, les fue robado y vendido a otra familia.

Un tráfico de bebés que parece haber sido frecuente en España...
Conocemos miles de casos desde los años 40 hasta los 90. La ley impedía desvelar la identidad de la madre biológica, pero desde 1996 la ley protege al hijo que quiere saber.

¿Hay muchos adoptados en España?
Unos dos millones de españoles. No cuento las adopciones en el extranjero.

¿Cuántos no saben que son adoptados?
Calculo que hay unos 300.000 españoles a los que sus padres adoptivos no les han contado la verdad sobre su origen.

¡300.000 españoles!
¡Cuánta gente muere tras una vida de engaño, sin saber quiénes eran sus padres!

Si no te enteras, no padeces.
¡Pero es un delito! Todos tienen derecho a conocer sus raíces: vulnerarlo es delinquir.

Los padres que adoptan y ocultan ¿son delincuentes?
Roban a otro su libertad de contactar con sus padres biológicos. Es peor que apuntarle con una pistola para que esté quieto: ¡contra la pistola puedes revolverte, al menos!

Habla como si lo sintiera en sus carnes.
¡Yo soy hijo adoptado! Y mis padres no me dijeron nada.

¿Y cómo sabe que es adoptado?
Mi padre muere en el hospital por un cáncer de pulmón, en 1988. Yo tengo entonces 23 años. En casa arreglo sus papeles... y me topo con uno que reza: "Auto de adopción".

Sorpresa, sorpresa.
Imagínese... De madrugada, en el silencio de la casa... Así me entero. Y aflora una estampa infantil que tenía olvidada.

¿Cuál?
Con ocho añitos lloro mucho porque mis primitos me dicen que soy adoptado, y los mayores les hacen callar. ¡Mi cerebro había encapsulado y había enterrado ese recuerdo!

Y ahora brotaba.
Me miré en un espejo: "¿Quién soy?", me pregunté. Fui a despertar a mi madre. Se asustó, rompió a llorar. Me confirmó, avergonzada, que me habían adoptado.

¿Cambió su relación con ella?
Seguí queriéndola hasta su muerte, diez años después. Sólo le reproché que no me hubiesen contado la verdad.

¿Le reveló algo más su mamá adoptiva?
Poca cosa: que nací el 18 de mayo de 1965 en la Casa Cuna Santa Isabel de Valencia y que al día siguiente me recogieron. "Sólo nos dijeron que era una chica del norte", me dijo mi madre. Las monjas tenían allí asiladas a catorce o quince chicas adolescentes.

¿Qué hacían ahí?
Ocultar un embarazo vergonzoso, o por abusos de familiares, o por violaciones, o por un desliz... Parieron en 1965 y los hijos fueron entregados en adopción. Uno fui yo.

¿Ellas consintieron?
Sé del caso de alguna que quiso quedarse con su hijo y fue amenazada, coaccionada, estigmatizada como puta pecadora...

¿Ha intentado hablar con las monjas?
Sí, y se resisten a abrir sus archivos.

¿Los tienen?
Estoy seguro de que sí. Atribuyo su silencio a la reserva. Pero si no los abren en breve, sospecharé cosas más oscuras, claro...

¿Venta de bebés?
Han salido ya tantos casos a la luz... Los padres adoptantes pagaban unas 200.000 pesetas, el equivalente al valor de un piso de la época. No fue el caso de mis padres.

¿Confía en encontrar a su madre biológica y, a través ella, también a su padre?
Localicé a una de esas adolescentes embarazadas asiladas en la Casa Cuna el año 1965, hoy una señora de casi 70 años, y me contó que se acordaba de una chica que decía ser de Pamplona, de la calle Estafeta...

¡Del norte! Podría ser su madre... ¡Iría usted corriendo a Estafeta!
Sí, pero no di con ella. ¡Del año que viene no pasa sin que las monjas me den su identidad, estoy seguro! Tengo mucha curiosidad por conocerla y preguntarle por mi padre biológico. Supongo que me pareceré a él...

Hay mucha gente que piensa: "¿Y si soy adoptado?".
¡Háganse la prueba ADN! Lo aconsejo. Sobre todo si coinciden cuatro indicios...

¿Qué cuatro indicios?
Uno: eres hijo único. Dos: tus padres son algo mayores de lo habitual. Tres: no hay fotos del embarazo de tu madre. Y cuatro: eres físicamente distinto a ellos.

Hombre, eso es tan variable...
Mire, de los cientos de casos que he llevado, algo he aprendido: ¡el poder de lo genético!

Ilústreme.
Nacen dos gemelos: uno es robado al nacer, y vendido. Crecen por separado... ¡y ambos se dedican a la música! Y acaban coincidiendo en el mismo grupo musical, y así descubren que son hermanos.

¿Hay alguna condena en España por robo de bebés?
¡Todavía no! Hay jueces que han ordenado abrir féretros de bebés presuntamente fallecidos al nacer, ¡y están vacíos! O hay otro cadáver... ¡y deciden archivar el caso! Es una gran vergüenza para España.