Se eligió un representante de cada reino para asistir a la esperada reunión. El emplazamiento por el que finalmente se optó fue el núcleo de un denso bosque, ya que era donde los cinco reinos confluían y la probabilidad de ser escuchados por algún humano era prácticamente nula. El temor hacia la especie humana había crecido a la par que la preocupación en las últimas décadas. Al alba del quinto día la decisión estaba tomada, se habían repartido las labores y pocas horas más tarde el proyecto daría comienzo.

Así fue como el Reino Fungi acabó con las grandes industrias; el Reino Protista paralizó el uso de los combustibles fósiles; el Reino Vegetal cubrió todas las carreteras y vías; el Reino Moneras desintegró grandes toneladas de basura; y el Reino Animal se encargó de evitar la ganadería intensiva.

Pese a la reacción inicial de la especie humana, no pudieron hacer nada contra los cinco grandes reinos unidos. Terminaron por adaptarse al nuevo mundo. Para evitar futuros males, hubo una última conversación con las piedras, para que los humanos no tropezaran con ellas por segunda vez.