La Declaración Universal y la poesía
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Al alba
Luis Eduardo Aute
. Entrevista | Ficha de la canción
Si te dijera, amor mío,
que temo a la madrugada,
no sé qué estrellas son éstas
que hieren como amenazas
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña.

Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga.
Quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.

Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas.
Comen las últimas flores.
Parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada.

Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga.
Quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.

Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas.
¿No te destroza, amor mío,
esta silenciosa danza?
¡Maldito baile de muertos,
pólvora de la mañana!

Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga.
Quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.


Entrevista publicada el 4-11-00 en La Vanguardia (fragmento):

-En septiembre de 1975 se ejecutan las últimas penas de muerte en España. Fusilan a cinco terroristas y usted compone una bella canción que titula "Al alba".
-Escribí "Al alba" los días previos a los fusilamientos y con mucha urgencia. Debe haber sido una de las canciones que más rápidamente me surgieron, pero quería que la gente la cantara. La verdad es que no tuve que pensar mucho, salió del dolor.

-Es un canto a la vida pero enmascarado en una canción de amor. ¿Por qué la concibe de ese modo?
-Quería que pasara rápido la censura. Por eso la estructuré como una canción de amor, de despedida para siempre y como un alegato a la muerte. Pero hay dos elementos en la canción muy vinculados a las ejecuciones. Una vez pasó la censura, Rosa León la grabó.

-Seguramente es una de las canciones más reclamadas por su público. ¿Por qué cree que se la piden?
-Estas canciones que salen ya hechas, de la propia necesidad de escribirlas, calan más. Sí, probablemente es la que más he cantado.

-Creo que enviaba a los censores muchas canciones que sabía ya que no serían aceptadas y así, por pena, aprobaban las que usted quería.
-No creo que les inspirara ninguna pena. Pero sí fue una treta que utilizábamos muchos para que se salvaran algunas letras.